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Los trabajadores de una pequeña panadería en el centro de Antenas anunciaron esta semana que, aunque no cerrarían porque sirven a muchas personas desfavorecidas, se iban a sumar a la huelga general de dos días cobrando todos los productos a precio de costo. Una sorpresa inesperada para sus clientes en estos tiempos difíciles, pero un caso real de resistencia y bondad en la capital griega. Al mismo tiempo, no hay ningún ministro ni parlamentario que pueda aparecer en público sin que le abucheen o le tiren yogures (la versión griega de tirar pasteles a la cara).
Grecia está dividida en dos. Por un lado, se encuentran los políticos, los banqueros, los defraudadores fiscales y los barones de los medios de comunicación que apoyan la reestructuración social y cultural más violenta y clasista que ha conocido Europa Occidental. La "otra" Grecia está formada por la abrumadora mayoría de la población. Quedó claramente reflejado ayer, cuando salieron a las calles 500.000 personas en la mayor manifestación de la historia reciente. El intento de establecer una división entre los funcionarios (considerados vagos y corruptos) y los empleados del sector privado (los fontaneros que evaden impuestos) ha sido fallido. Lo único de lo que puede presumir el Gobierno de Papandreu es de haber abolido la antigua división de izquierda y derecha, que se ha sustituido por la división entre las élites y el pueblo.
EL Gobierno es un mero espectador
Europa decidirá en breve cómo solucionará el problema de la deuda, mientras el Gobierno griego queda relegado al papel de triste observador. Pero una vez que quede zanjado el único asunto que le importa a Europa, comenzará en Atenas la partida final en el ámbito político. En ese momento, la "otra" Grecia formulará la acusación de la historia.
Las élites políticas serán acusadas de fomentar la anarquía, el término que se utiliza libremente contra los que se resisten. Dos partidos dinásticos han gobernado alternativamente el país en los últimos 40 años, creando el sector público ineficaz e inflado que ahora atacan. Hicieron la vista gorda ante la evasión fiscal y crearon un generoso sistema de exención de impuestos. Siguieron aumentando las deudas incluso después de que los problemas fueran evidentes, lo que finalmente desembocó en la intervención europea.
Aún así, un representante de esa "troika" de prestamistas (el FMI, la UE y el BCE) declaró a un periódico griego que no exigirían la supresión de la negociación colectiva en el sector privado, la única medida que suscitó cierta oposición en el partido gobernante. La troika tampoco exigió el cambio general en la ley universitaria. Es como si las élites griegas desearan que la deuda organizara la destrucción total del Estado de bienestar y la transferencia de activos públicos a manos privadas.
La gente no puede pagar nuevos impuestos
El Gobierno de Papandreu será acusado de incompetencia y cinismo moral. Todo régimen autoritario sueña con cambiar radicalmente la sociedad. La misión de este Gobierno era sustituir la atención a los demás por indiferencia, hospitalidad y explotación. No lo consiguieron y ahora una gruesa línea azul separa a la élite del pueblo indignado.
El desempleo juvenil se acerca al 50% y Grecia pagará durante décadas la destrucción de toda una generación. La troika será acusada de arrogancia neocolonial. No hay que conocer el mito de Sísifo para entender que las medidas que producen un crecimiento del -7% no reducen el déficit. No hay que haber leído a Platón para comprender que reducir a la mitad los sueldos y las pensiones significa que la gente no podrá pagar los desorbitados impuestos nuevos. No hay que conocer la historia griega para entender que si no se deja de decir que se está reduciendo la soberanía de un país, la gente reaccionará con furia.
La manifestación del jueves se saldó trágicamente con la muerte de un sindicalista. Los últimos vestigios de legitimidad gubernamental se han esfumado y pronto lo hará el Gobierno. El déficit democrático que sufren los sistemas políticos de todo el mundo es irreversible en Grecia. La responsabilidad de la "otra" Grecia es idear una constitución de justicia social y democracia para el siglo XXI. Es lo que puede ofrecer Grecia al mundo.
Desde Atenas
Violencia en casa, cacofonía en Europa
Para Ta Nea, el 20 de octubre se escenificó “el tercer acto de una tragedia griega”, es decir, la votación en el Parlamento sobre el nuevo plan de austeridad, que se esperaba que allanase el camino para el pago del nuevo plazo de ayuda internacional. El primer acto es “la cacofonía que sigue sonando en Europa”: la “decisiva” cumbre sobre la crisis de la deuda prevista para el 23 de octubre “que aunque no se ha celebrado todavía", ya tiene la segunda vuelta prevista para el día 26, con objeto de decidir sobre la reestructuración de la deuda de Grecia – todo esto con un telón de fondo de mercados ‘nerviosos’. El segundo acto lo protagoniza la violencia, por la que un manifestante murió, y que está empañando el mensaje de la gente que está al borde del abismo”.
