Dos días, ése es el tiempo que ha durado el sentimiento de aparente estabilidad de las élites europeas. Dos días entre la imagen de una Merkel matriarcal, a la que todo el mundo miraba, y la de la depresión. Un médico podría decirnos de qué se trata: es una patología. Podría describirnos hasta qué punto la psique colectiva está enferma, hasta qué punto los fantasmas de grandeza y de confianza que ella misma engendra son falsos y engañosos.
Consternación en Alemania, en Finlandia, en Francia, e incluso en Inglaterra. Consternación sobre los mercados financieros y en los bancos, consternación porque el primer ministro griego Yorgos Papandreu prevé un referéndum para responder a una cuestión decisiva que marcará la suerte que correrá su país. **Lea el artículo completo en el sitio web de Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung**
Contrapunto
Un referéndum falseado
"Les damos dinero, eliminamos la mitad de su deuda, ¿pero los griegos rechazan todos esos regalos por un referéndum? Diríamos que se trata de una farsa absurda", deplora Mladá Fronta DNES, que anticipa una quiebra definitiva de Grecia en los próximos meses. "La realidad económica no se someterá a los dictados del Estado, ni a un plebiscito o referéndum. La situación económica existe y solo puede enmascararse, rechazarse, negarse o falsificarse". Hoy en día, "la deuda impersonal" del Estado griego, que nadie quiere asumir, se ha convertido en "un politikum", un objeto que utilizamos para fines políticos, estima el diario checo. "Los griegos tienen ahora una sola solución: falsificar los resultados del referéndum según el deseo de Bruselas".