Los candidatos hacen estiramientos, no les queda más que subir al cuadrilátero. No cabe duda de que habrá grandes arrebatos contra el calentamiento climático. Pero otra batalla algo más discreta se disputará en el Consejo Europeo. Aunque el tratado de Lisboa aún no haya sido ratificado, ya circula una lista no oficial con los nombres del futuro presidente de la UE. Considerado desde hace unas semanas como el gran favorito, Tony Blair, ex primer ministro laborista del Reino Unido, materializa tanto los elogios como las críticas. Candidato declarado, Jean-Claude Juncker, primer ministro luxemburgués acaba de subirse al cuadrilátero como quien no quiere la cosa. « Si alguien me llama, no tendría ningún motivo para rechazar el puesto », declaró al diario Le Monde en una larga entrevista.
¿Tiene que ser un líder popular y carismático o un negociador consensuado y moderado? ¿Un peso pesado o un peso pluma? Tony Blair y Jean-Claude Juncker encarnan las dos alternativas a la perfección. Estando muy a favor de Blair, el diario italiano Il Foglio no esconde sus reticencias con respecto a Juncker el “europigmeo” (término acuñado por The Economist para referirse a todos los « pequeños » candidatos frente al ex primer ministro británico »). “Quien desafía a Tony Blair no es otro que el primer ministro de un país que tiene el mismo tamaño que la provincia de Ancona. [...] Tras él, se encuentra la Vieja Europa: la Europa del eje París-Berlín, de un equilibrio de los poderes obsoleto y de una visión burocrática de las relaciones de la UE. Juncker es lo opuesto a Blair: le falta carisma y ambición política, y se conformaría con fijar el orden del día de los 27 y de obtener compromisos, manteniéndose en un segundo plano”, escribe el diario italiano. “No soy un enano”, parece replicarle el luxemburgués en las columnas del diario Le Monde. Prueba de ello es que “tengo una relación amistosa con Vladimir Putin y conozco desde hace bastante tiempo a los dirigentes chinos”, alega en su defensa.
"La apuesta de Juncker puede leerse también en clave de venganza a las maniobras desplegadas por los británicos en 2004 contra el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt para ocupar la presidencia de la Comisión Europea. opina El País. En aquella ocasión, Blair cerró el paso al político liberal belga".
Se acabaron los tiempos de grandes visiones
Otro candidato de categoría peso pluma: Jan Peter Balkenende, primer ministro holandés. “Atrás queda la era de los grandes líderes europeos inspirados, las visiones están pasadas de moda” ironiza un cronista en el diario De Volksrant. “[Tony Blair] tiene que cuidarse de los candidatos que sean tan insípidos y aburridos como [Balkenende], o incluso peores. Por ejemplo, Jean-Claude Juncker, que es un pesado, o Paavo Lipponen. Herman van Rompuy también parece dominar el arte de ser tedioso, por lo que Balkenende tendrá que estar alerta”.
En definitiva, según resume el diario Gazeta Wyborcza, Balkenende resulta tan insípido que ninguna capital europea le considera como un rival creíble. Sin embargo, es precisamente por ese motivo que el diario polaco considera que Jan Peter Balkenende las tiene todas consigo para hacerse con la presidencia del Consejo.
Los líderes europeos trapichean por todas partes
Aún no ha anunciado su candidatura y permanece discreto, pero todo apunta a que Tony Blair piensa mucho en la presidencia, y no sólo como una vaga idea. Al parecer, el propio Nicolas Sarkozy ya le sugirió la idea en 2006, cuando entonces ocupaba la cartera del Ministerio del Interior. “La persona que ese puesto requiere, ¡eres tú!”, le habría dicho. Para no desvelar su satisfacción, Tony Blair prefirió limitarse a reírse un poco. “¡Le encantó, sencillamente le encantó!”, dijo uno de sus colaboradores al diario Le Monde.
Según el diario The Irish Times, un irlandés podría hacerle frente. Ultimo rival en enfundarse los guantes de boxeo, John Bruton, ex primer ministro (de 1994 a 1997) –y no precisamente conocido por su carisma desbordante- acaba de anunciar su candidatura, revela el diario irlandés.
Entre las candidaturas que surgen de la nada y las especulaciones de toda índole, una vez más, suspira el diario Spiegel, el caos vuelve a reinar. “Los líderes europeos trapichean por todas partes, [en Viena], en los despachos de Estocolmo, en las cenas de la londinense Downing Street, en el pequeño despacho del ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker y en las pomposas habitaciones de Nicolas Sarkozy”. Prevalece el viejo sistema: “Si apoyas a mi candidato, yo apoyaré al tuyo, y juntos venceremos la competencia. Los candidatos demasiado inteligentes, valientes o incluso populares son descartados inmediatamente”... Como recuerda (en Le Monde) Matthew Doyle, antiguo director de gabinete de Tony Blair: “¿De qué sirve hacer campaña si la decisión será tomada por veintisiete personas a puerta cerrada?”.