Un muy mal comienzo para el gobierno alemán, indica Süddeutsche Zeitung, que recuerda que la recientemente elegida canciller Angela Merkel se enteró de la noticia de regreso de Washington, donde tomó la palabra en el mismo Congreso. " Estupor en el avión " de un gobierno ridiculizado, informa el diario de Munich. La Tageszeitung subraya la instrumentalización que ha hecho Angela Merkel del asunto de Opel durante la campaña electoral alemana : "los alemanes, supuestamente abiertos al mundo, han mostrado su peor imagen : ¿los americanos ? malvados turbo-capitalistas. ¿Los italianos ? vendedores de alfombras engominados que miran de reojo las subvenciones alemanas. ¿Los demás europeos, con sus fábricas de Opel ?- pasamos de ellos, lo que cuenta son los empleos alemanes". Y Frankfurter Allgemeine Zeitung insisteen ello, titulando "la politización fracasada" del acuerdo GM-Magna, por parte de una canciller obstinada en entrometerse en la economía de mercado.
En los otros países europeos, la reacción también ha sido de completa sorpresa : "América sorprende a Europa", titula La Tribune, que recuerda que en raras ocasiones una decisión empresarial haya desencadenado "tantas reacciones políticas y diplomáticas en tantos países", de Berlín a Moscú, pasando por Madrid y Bruselas. El temor principal, indica el diario económico francés, serían los despidos masivos. Y lo que es peor,señala La Vanguardia, "la fría determinación estratégica de Washington por no permitir la operación alemana, contrasta con el desbarajuste europeo, con cada país tirando para su lado en la defensa de la supervivencia de sus fábricas, y con manifiesta ausencia de cualquier concepto supranacional". "Si los europeos han reaccionado mal es a causa de los fantasmas de Vilvoorde, el cierre de la gran fábrica de Renault en Bélgica en 1997" y la supresión de 3000 de sus puestos de trabajo, explica La Tribune. Razón por la que, predice La Libre Belgique, " una movilización ‘anti G-M’ va a tomar forma en el Viejo Continente", que se prepara para importantes manifestaciones en los países que poseen fábricas de Opel. " En este combato- ¿vano ? – Flandes se levanta también para defender los intereses de la fábrica de Amberes", que representa 600 empleos y cuyo futuro está amenazado.
En realidad, escribe el analista flamenco del sector automovilístico Vic Heylen en De Morgen, la razón principal de la decisión de GM tiene que ver con el mercado ruso, que los americanos prefieren guardarse para ellos: "Para GM era impensable dejar este mercado en manos del consorcio Magna/Sberbank, que ha puesto el mercado ruso en el centro de su plan de negocio". Por el lado español el asunto se ve con más optimismo: la fábrica Opel situada junto a Zaragoza no debería preocuparse demasiado, comenta el periódico Público, según el cual "Figueruelas mejora su posición dentro del inevitable proceso de reestructuración de las fábricas Opel en Europa": Enrico Digirolamo, vicepresidente de GM en Europa, ha asegurado al periódico que esta fábrica sería "una pieza clave" en la futura estrategia de GM en Europa. En Italia, La Stampa subrayala coincidencia del anuncio de GM con el relanzamiento de su competidora Chrysler por parte de Fiat, que la había comprado este mismo año. El periódico del grupo automovilístico italiano, cuya oferta de compra de Opel había sido ninguneada por Berlín, saborea ahora su revancha y estima que "GM ha hecho bien en conservar el control de Opel".
El Financial Times estimapor su lado que "La decisión de GM es buena para la industria europea del automóvil". Y es que según el periódico económico londinense "Alemania ha hecho todo lo que ha podido por obstaculizar la necesaria reestructuración del sector, cuyo exceso de capacidad productiva es un problema crónico"; desde su perspectiva, "la crisis debería haber servido de catalizador para acelerar un cambio estructural indispensable". "El acuerdo [entre GM y Berlín] desafiaba la lógica comercial: el inversor belga RHJ, por el que se inclinaba en cierto momento GM, ofrecía 3.200 millones de euros por Opel. Pero Magna parecía más dispuesta a plegarse a los puntos de vista de Berlín y a su deseo de que la proporción de empleos suprimidos fuera mayor en otros países europeos. Esta carísima política de protección del empleo viola de forma flagrante el espíritu del mercado único europeo". Por ese motivo, estima Handelsblatt, "la política y los sindicatos no deberían oponer ningún obstáculo infranqueable al proceso de reestructuración de Opel". En la misma línea, el periódico Rzeczpospolita consideraque en este momento "las cosas han vuelto a la normalidad: incluso si Opel fuera a la quiebra, sería culpa del mercado y no de la política".