Dimitris Pavlópulos tiene una pensión de 550 euros al mes, y un desembolso en medicinas que ronda los 150. El recorte de subvenciones en gasto farmacéutico le obliga a elegir entre comprar un litro de leche (1,5 euros) o una de las recetas que su enfermedad demanda, porque le es imposible afrontar ambos gastos. Manuel G. es un parado de larga duración que añora el mileurismo de las primeras embestidas de la crisis. Perdió su trabajo de administrativo hace tres años y ha agotado la prestación por desempleo. Sin colchón familiar, vive en una habitación alquilada y recurre a los comedores sociales y el reparto de ropa de una ONG.
Son las víctimas de la crisis: sectores de la sociedad que hace solo un lustro figuraban entre la clase media, o media-baja, son hoy nuevos pobres. Personas que deben elegir entre hacer una comida caliente al día o caldear la casa; entre pagar la hipoteca o alimentarse. Casos que dinamitan la tradicional imagen de la pobreza ligada a la mendicidad: cada vez más, la pobreza se asocia a normalidad.
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Desempleo
Las dos caras de Europa
“Europa en el paro” titula Gazeta Wyborcza, aludiendo a las últimas cifras sobre el desempleo que ha publicado Eurostat: "El número de desempleados europeos ha crecido al menos en un millón en el último año hasta casi alcanzar los 24 millones, marcando el récord de una tasa de paro del 10,4% en la eurozona".
La situación es preocupante en el sur de Europa, especialmente en España y Grecia, donde casi la mitad de la población juvenil está en paro y las condiciones del mercado laboral son “dramáticas”. En el extremo opuesto se encuentra Austria, con la tasa de paro más baja de toda la UE, un 4,1%, y algunos Estados miembros del norte: los Países Bajos (4,9%) y Alemania (5,5%). Gazeta señala -
La desigualdad entre el próspero norte y el sur asediado por la crisis se está haciendo más profunda. Si se observa el mercado laboral, son prácticamente dos mundos.