Postales de las ciudades "malditas". © Presseurop

Las "malditas" se rebelan

Son las menos queridas y les encanta. Rebeldes, insólitas, portuarias, seis metrópolis europeas han decido agruparse en una red cultural. Objetivo: sacar partido de sus "rarezas".

Publicado en 7 enero 2010 a las 16:17
Postales de las ciudades "malditas". © Presseurop

La idea nació en 2005 en Liverpool cuando el puerto, que ostenta récords de paro y de criminalidad, obtuvo la etiqueta de capital europea de la cultura 2008. La ciudad de los Beatles decidió convertir su mala reputación en su fuerza y embarcar en este proyecto a sus primos europeos en un hermanamiento un tanto incongruente. Tras esta idea están dos hombres: Bob Scott, líder del proyecto 2008, que deseaba implicar más a Europa en su programa, y Franco Bianchini. Para este universitario de la Toscana afincado en Liverpool, la unión de estas ciudades es algo natural: cuentan con los mismos “impedimentos”, el mismo encanto turbio y la misma mala reputación exagerada.

Para nutrir la red, contactaron con [Estambul](http:// http://www.istanbul2010.org/index.htm) debido a su proyecto para 2010, pero sobre todo por ser una ciudad situada en los confines de los continentes y las religiones, abandonada al borde de la Europa oficial. Bremen, ciudad portuaria acallada por Hamburgo, se sumó al proyecto. Después Gdansk vino a representar la nueva Europa. ¿Un sexteto poco apreciado? Detrás del eslogan que les da razón de ser, se esconde el sentimiento de desconocimiento, de incomprensión.

Tomemos a Marsella como ejemplo. ¿Cómo ser una ciudad francesa como las demás cuando fue independiente (entre 1592 y 1596), tomada por asalto por Luis XIV, quien apuntó los cañones de sus fuertes hacia la ciudad en lugar del mar; ciudad sin nombre en 1794 por exceso de rebelión; bajo la tutela del Estado en 1936 tras el incendio de las Nouvelles Galleries, incidente que reveló el carácter abusivo del ayuntamiento? Alessi Dell'Umbria, en su Histoire universelle de Marseille, explica la evolución de la ciudad a través de esta búsqueda constante de la independencia. ¿Y Nápoles? Una de las ciudades más viejas de Europa, salpicada por las influencias, de la que últimamente sólo se habla por la acumulación de basura o las amenazas de la Camorra contra el escritor Roberto Saviano. ¿O Liverpool? ¿Quién puede citar alguno de sus monumentos? ¿Un político? La ciudad está invadida por los Beatles y los Reds, igual que lo está Marsella por Pagnol y el Olympique. Como Bremen, comparada constante e incesantemente con Hamburgo la rica. Finalmente Gdansk, en constante búsqueda de su identidad negada por los sucesivos poderes... Una ciudad fénix, como Estambul. Son muchos en todos estos países los que desprecian a estos exiliados interiores que nunca fueron capital más que de ellas mismas.

A pesar de todo...atraen

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Paradoja: estas ciudades odiadas atraen. Los burgueses bohemios parisinos que buscan gente de verdad desfilan hacia Marsella en TGV. Y el efecto “Plus Belle la vie”, de la serie televisada, seduce a los chiquillos. Bremen cuenta con una de las universidades más atractivas de Alemania. Nápoles asume su lema. Estambul encarna la modernidad en la franja de una Turquía aún en gran parte rural. Franco Bianchini, entonces estudiante de urbanismo, vivió esta experiencia de atracción y de repulsión en Nápoles. En estos tiempos de reflexión sobre la identidad, estas ciudades marginales complican las cosas, pero afinan el debate. Bremen es también el Land más pequeño de Alemania. Gdansk fue alternativamente alemana, miembro de la Liga Hanseática, autónoma y polaca. Estambul fue Bizancio, después Constantinopla… Inestables, siempre al borde de la crisis, han vivido su historia con una sonrisa en los labios, como la burla cortés de la rebelión.

Feas, sucias y malvadas, alimentan un medio invasor, en ocasiones folclórico, pero también son centros de reivindicación, aguijones. En definitiva, la red funciona mejor en el terreno que ante las instituciones. A finales de 2008, el soufflé se desinfló. Con la impresión de que no iba a sacar demasiado provecho de la iniciativa, Nápoles desistió. En Estambul, el entusiasmo inicial se diluyó con los incesantes cambios de equipo a la cabeza del programa 2010. Liverpool intentó que el Programa cultura 2007 de la Unión Europea aceptase la red. Contra toda expectativa, fue rechazada. Hoy, Bernard Latarjet, quien preside el comité Marsella-Provenza 2013, no admite la derrota y “Cities on the Edge” no cesa su actividad durante las reformas: “Liverpool nos ha pasado el testigo. Tenemos un compromiso moral”. Pretende ampliar la red hacia el sur, a Tánger o a Valencia, y presentar una vez más “[Cities on the Edge](http:// http://www.liverpool08.com/exploring/COTE/index.asp)” a los sufragios de Bruselas. “Es un proyecto verdaderamente europeo, absolutamente ejemplar. El rechazo de Bruselas es incomprensible. ¿Qué más quieren?”, se pregunta, sorprendido. A pocas semanas de iniciar su mandato como capital, Estambul, cuyo equipo organizador ha cambiado ya tres veces, ha anunciado oficialmente su programa detallado a última hora. Siempre “al margen”.

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