Son muchos los ciudadanos desencantados ante la Unión, aunque esto puede cambiar con la Iniciativa Ciudadana Europea (ICE), una nueva herramienta que propone el Tratado de Lisboa. La ICE permitirá a los ciudadanos de la Unión solicitar a la Comisión Europea que presente una propuesta legislativa a través de la recogida de firmas. Este novedoso instrumento ha encontrado su más inmediata aplicación en un Libro Verdea través del cual los europeos pueden llevar a cabo sugerencias. Sin embargo, para que la Comisión Europea lleve adelante las propuestas legislativas, éstas deberán ir secundadas por un millón de firmas pertenecientes a miembros de diferentes Estados de la Unión. Los temas más susceptibles de ser abordados por los ciudadanos son los relacionados con la crisis económica, los sociales y los de medio ambiente, como señala Andreu Missé en el artículo de El País.
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Algunos detalles a regular
Uno de los principales escollos de la iniciativa ciudadana es su representatividad: en efecto, es necesario que reúna un número mínimo de firmas en un número mínimo de países, informa El País. El Parlamento sugiere un cuarto de los Estados miembros, mientras que la Comisión prefiere un tercio. La iniciativa debería, según la Comisión, obtener la firma de un 0,2% de la población de la Unión (un millón de personas), distribuidas de manera proporcional a la población de cada país (160.000 para Alemania, por 20.000 de Bélgica u 800 de Malta). Este porcentaje, prosigue El País, resulta muy inferior al que exigen los Estados miembros para este tipo de iniciativas (1,2% de la población en España o Austria; 10% en Letonia; 1,55% en Lituania). La edad de los participantes también resulta un problema, pues la mayoría electoral no es la misma en todos los países, e igualmente la cuestión de la autenticación, verificación y duración de la campaña de recogida de firmas, la financiación de la iniciativa y sus modalidades de presentación.