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Puede parecer sorprendente que la estabilidad y la reputación del euro se beneficien algún día de Polonia, Bulgaria o Estonia. Sin embargo, es una realidad. Es verdad que antaño, las palabras "economía polaca" eran sinónimo de caos y mala gestión. Pero desde el giro político que dio hace veinte años, Polonia ha cambiado completamente. Actualmente, nuestra vecina del Este es el único país de la UE que registra un crecimiento económico en medio del océano de la recesión.
En lo que respecta a Bulgaria, fue durante mucho tiempo considerada tan corrupta que la UE, por primera vez en su historia, tuvo que cancelar las subvenciones destinadas a un Estado miembro, pero ahora es el único país que cumple los criterios de Maastricht en materia de déficit presupuestario, en plena crisis. En cambio, Letonia, Rumanía y Hungría, que no han escapado a la quiebra, gracias a los miles de millones de euros de la UE y el FMI se encuentran indefinidamente en una situación que no les permite integrarse en la zona euro.
Los Estados más orientados al crecimiento y el rigor presupuestario
La entrada de Polonia, República Checa, Estonia y Bulgaria reforzaría sin duda a la moneda común europea. Entre tanto, incluso los representantes del gobierno alemán han llegado a ver en sus vecinos orientales una oportunidad para el euro más que un riesgo, ya que, en términos de economía de mercado, estos países consolidarían las fuerzas de una zona euro cada vez más poderosa frente a los intervencionistas del sur del continente.Por una parte, estos Estados del Este están mucho más orientados hacia el crecimiento y la disciplina presupuestaria que los del Sur.
Por otro lado, Polonia, Rumanía y Bulgaria podrían contar con más medios por parte de Bruselas, al contrario que los países en crisis de la zona Euro como España, Grecia o Portugal. Esto reforzaría sus economías, modernizaría sus infraestructuras e implicaría ventajas presupuestarias.
Una oportunidad, pero también una obligación
La introducción del euro en el Este no es sólo producto de la voluntad de estos Estados. Al integrarse en la UE también se comprometen con ella. Además, la crisis griega ha hecho reflexionar sobre la estabilidad en más lugares, no sólo en la zona euro. Durante la crisis económica, en los futuros Estados miembros de la zona euro también se han generado debates sobre el “modelo sueco”: obligado por tratado a la adhesión sin hacer nada por ello.
Si antes de la crisis Varsovia pensaba formar parte del euro en 2012, con ocasión del campeonato europeo de fútbol que se celebrará ese año en su territorio, el plazo parece ahora aplazarse y no sólo por los déficits presupuestarios que se han acentuado con la crisis. En Varsovia se discute si es razonable realizar las enmiendas necesarias a la Constitución. Por no hablar de los dolorosos esfuerzos de reforma fiscal que implicaría la introducción del euro. Los políticos y economistas destacan que la devaluación de la moneda nacional, el złoty, ha aportado beneficios netos a la economía durante la crisis.
Lo mismo ocurre en otros países.
El euro beneficia a todos
La situación es diferente en los países bálticos o en Bulgaria, donde el curso de las monedas locales desde hace tiempo se ha fijado sólidamente según el euro. Allí, los especialistas recomiendan una implantación rápida de la moneda única, ya que aportaría ventajas sin dificultades añadidas.
Por lo tanto, la introducción del euro en el Este beneficia a todos, tanto a ellos como a nosotros. Pero una condición sine qua non es que los Estados implicados cumplan plenamente los criterios de la moneda única. Y hay que dejar clara otra cosa: los posibles nuevos miembros de la zona euro no deberán pagar por los errores cometidos por los griegos o los españoles. (Handelsblatt , todos los derechos reservados).
