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Grandes retos y respuestas mediocres: esa es la historia de la Unión Europea. Muy raramente la UE se pone a la altura de los acontecimientos, y ese es el motivo de que Europa se esté desvaneciendo en lo económico y geopolítico.El Tratado de Roma de 1958, que creó la Comunidad Económica Europea, fue el gran salto hacia adelante de Europa. Sin embargo, la decisión de crear un mercado común sin un gobierno común significó sencillamente postergar los problemas para el futuro. Todo lo hecho desde entonces -la ampliación a 27 estados miembros y la creación de la eurozona de 16 miembros- ha ampliado la brecha entre retórica y realidad. La euroárea no ha hecho más que prometer mucho más que lo que su historia le permite cumplir.
La crisis financiera griega es el ejemplo más reciente de la brecha entre retórica y realidad. En su raíz, es una crisis de "ampliación", en este caso la ampliación de la eurozona. Los esfuerzos sin precedentes de disciplina fiscal en los años 90 -ayudados en Grecia por la "contabilidad creativa"- permitieron a Portugal, Italia, Grecia y España (a los que se alude con el ofensivo acrónimo de "PIGS") cumplir los criterios de entrada en 1992. Sin embargo, una vez adentro la presión ya no estaba. La mayoría de los países mediterráneos siguieron gastando alegremente, confiados de que los mercados no les harían rendir cuentas.
Ahora Wolfgang Schauble, Ministro de Finanzas de Alemania, ha dicho que la gota ya colmó el vaso. Propone crear un Fondo Monetario Europeo (FME) para otorgar préstamos de emergencia a países en riesgo de impago de su deuda soberana. Los préstamos de emergencia tendrían un "alto coste", "condiciones estrictas" y "penalidades obligatorias" en caso de no cumplimiento […]Lea el artículo completo en Press Syndicate.
Panorama de Alemania
La canciller de hierro impone sus reglas
Mientras que el Spiegel-Online anunciala “cercana victoria” de Angela Merkel en el caso griego, concretamente, tras el respaldo francés a la “solución del FMI”, el Frankfurter Allgemeine Zeitung dedica un titular a la inversión de las reglas políticas en la UE. Respecto a la propuesta de excluir a los países menos virtuosos de la zona euro, Alemania “afirma abiertamente, y por primera vez, que ya no está dispuesta a pagar cualquier precio en pro de la integración europea”. Al inicio de su mandato, la canciller siguió los pasos de Helmut Kohl —artífice de la reunificación—, renunciando a millones de euros en subvenciones para mantener la paz con Polonia y “promovió la cohesión de Europa, relegando a un segundo plano los intereses alemanes”. No obstante, hoy en día, la señora Merkel ha cambiado de rumbo “aplicando una política sin remordimientos, muy similar a la que nos tienen acostumbrados países como el Reino Unido”. Así pues, de ahora en adelante, la consigna en Berlín es la siguiente: “nuestra prioridad no es Europa sino el pueblo alemán”, considera el diario conservador. He aquí la razón por la que Angela Merkel va a mostrarse “menos flexible de lo que imaginan los ciudadanos del sur de Europa” durante el Consejo europeo del 25 y 26 de marzo: “La canciller está al frente de un país que ya no alberga ningún tipo de pasión por la integración europea. La imagen que Alemania tiene de sí misma como tesorera de Europa […] ha creado una atmósfera euroescéptica”. Un cambio que constituye “una profunda herida para Europa, más profunda que la cantidad de modificaciones recogidas en los tratados”, observa FAZ. En efecto, la vieja guardia europea que defiende el concepto de UE como unión por la paz puede percibir este cambio de actitud con inquietud, concluye el diario, que también pone de manifiesto que, de todos modos, la UE ha crecido demasiado como para apoyarse únicamente en Alemania.
