Al bloquear una página, otra surgirá. Vasija que muestra a Hércules luchando contra la Hidra de Lerna. Siglo VI A.C. (Getty Villa, Malibu).

No bloquear... ¡borrar!

El 29 de marzo, la UE propuso una directiva para bloquear las páginas web que muestren imágenes de abuso infantil. Una iniciativa considerada en The Guardian como absurda y contraproducente por un defensor de las libertades civiles.

Publicado en 30 marzo 2010 a las 15:33
Al bloquear una página, otra surgirá. Vasija que muestra a Hércules luchando contra la Hidra de Lerna. Siglo VI A.C. (Getty Villa, Malibu).

La comisaria de Asuntos de Interior de la UE, Cecilia Malmström, ha propuesto esta semana una directivapara bloquear las páginas web que muestran imágenes de abusos infantiles. Aunque atajar estas páginas sea sin duda una iniciativa encomiable, no deberíamos dejarnos engañar por una medida que persigue intereses políticos y resulta en último término destructiva. El enfoque europeo es contraproducente, peligroso y podría llevar en última instancia a abusos contra los seres más vulnerables de la sociedad. La única forma realmente eficiente de atajar estos crímenes aborrecibles es una medida internacional que borre las páginas web lo más rápidamente posible. Todos los recursos disponibles —incluidos los recursos que actualmente se malgastan para bloquear páginas— deberían dedicarse a la identificación y rescate de las víctimas, así como a garantizar que los criminales que se esconden tras las páginas web y el intercambio de archivos peer to peer sean perseguidos por la ley.

Bloquear las páginas web ofrece meramente la ilusión de una acción, reduce la presión para que se implementen medidas efectivas y para que la comunidad internacional aborde el problema de frente. El resultado es que se hace creer a los ciudadanos que se hace algo, y los políticos pueden refugiarse en una política populista, aun siendo plenamente conscientes de que bloquear las páginas no conlleva ningún beneficio y deja las páginas en línea. Resulta difícil comprender por qué los políticos son tan pasivos en este terreno. Si hubiera páginas web que contuvieran pruebas de un asesinato, sería ridículo sugerir que se bloquearan en lugar de borrarlas y dedicar todos los esfuerzos a identificar a las víctimas y a perseguir a los asesinos.

Víctima de la amnesia global

Resulta inquietante observar que todos los acuerdos comerciales internacionales firmados por la Unión Europea incluyen estrictos requisitos de protección de la propiedad intelectual, pero ninguno contiene elementos que incentiven la eliminación de las páginas web que contengan abuso infantil. Los bolsos Luis Vuitton y los relojes Cartier tienen prioridad en la cooperación internacional respecto a los niños que sufren abusos.

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A pesar de la falta de acciones efectivas, cada dos años aproximadamente se firma un nuevo tratado internacional que prohíbe el abuso infantil, y unos cuantos políticos sonrientes aparecen frente a las cámaras exhibiendo su determinación al firmar y a veces incluso ratificar los acuerdos. La política que apoya el bloqueo de páginas de Internet, ya sea a nivel nacional o internacional, no hace sino apoyar y facilitar esta inacción.

Bloquear es inútil

Internet fue diseñado con la idea de garantizar que cualquier bloqueo en la red pudiera ser esquivado: es un aspecto fundamental de su funcionamiento. En consecuencia, el bloqueo está condenado casi por definición al fracaso y supone un derroche de medios que podrían dedicarse con más eficacia a borrar la información en el origen. En la base de este problema hay personas de carne y hueso y un bloqueo tecnológicamente insuficiente no servirá de nada para protegerlos.

Los políticos argumentan a veces que el bloqueo pondrá fin al acceso deliberado o al menos al accidental a estas páginas, o bien que su finalidad es evitar la distribución comercial de imágenes ilegales. Pero la verdad es que esta medida, además de ser sencillísima de esquivar, resulta ineficaz, pues las páginas cambian cada vez más rápido de localización y de dirección, de modo que no pondrá ponerse fin al acceso deliberado. No existen estadísticas que nos puedan indicar si es posible poner fin al acceso accidental a páginas ilegales mediante el bloqueo, o de si se trata de un problema de proporciones significativas. En cuanto al problema de las páginas web comerciales, sólo existe un número limitado de métodos de pago online, de modo que garantizar un nivel de presión legal suficiente para disuadir a los suscriptores sería una solución mucho más efectiva.

A pesar de la inutilidad del bloqueo, se trata de una política cada vez más popular, que tiene como resultado la censura en toda Europa de modalidades cada vez más variadas de información, con la ayuda de campañas de presión bien financiadas. Recientemente fracasó por un estrecho margen la aprobación en el Reino Unido de una legislación que habría exigido el bloqueo de páginas web para proteger la propiedad intelectual. Dinamarca propone sanciones penales a los proveedores de Internet que ofrezcan acceso a páginas de juego, y Lituania propone bloquear las páginas que amenacen los valores familiares defendidos en su constitución, con todos los peligros que ello entraña para la libertad de expresión.

Versión ampliada de este artículo en el número actual de la revista Index on Censorship

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