Lo mínimo que podemos decir es que entre los Veintisiete no hay ningún Victor Hugo, ni tampoco ningún Schuman, Monnet o Churchill. Si bien hubiera sido realmente necesario el soplo de un visionario y de un hombre de Estado para devolver a la construcción europea el sentido, el horizonte, la finalidad impulsora, si bien hubiera sido realmente deseable fundar de nuevo la Unión desde el principio para fijarle nuevos objetivos en un nuevo siglo, este Consejo sólo ha generado acuerdos arrancados sobre cuestiones de aspecto técnico y más propicios a producir dolores de cabeza que a hacer palpitar los corazones.
La Unión no tiene dirigentes políticos, sino comisarios de cuentas, pero en fin… Así son las cosas, así es el momento que vivimos y como hay que traducir toda decisión europea en un idioma inteligible, traduzcamos este Consejo para decir que el balance es finalmente bueno, incluso muy bueno.
Verdadera transferencia de soberanía
Allí donde sólo había rigor y reducción de gastos, habrá una gran reactivación mediante la inversión común, ya que los Veintisiete han ratificado un "pacto de crecimiento" que movilizará 120.000 millones de euros para volver a engrasar una maquinaria económica casi extenuada. Los términos del debate político han cambiado en la Unión y aunque no se producirá ningún milagro de inmediato, nos equivocaríamos al subestimar este cambio decisivo porque no se quedará ahí.
Este Consejo también ha abierto la vía hacia una unión bancaria de la que se dotará a la Unión para poder regular sus bancos, organizar su supervisión, garantizar sus depósitos y poner de este modo toda la fuerza europea detrás de los bancos nacionales, para que un Estado ya no tenga que afrontar solo las dificultades ni endeudarse para superarlas. Se trata en este caso de una verdadera transferencia de soberanía que otorgará a la Unión los atributos de un Estado y al mismo tiempo reforzará cada uno de sus Estados miembros en esta tormenta financiera. En idioma europeo, parece que no significa nada. En lenguaje comprensible, es mucho más, pero eso no es todo.
Un avance capital
Lo que es aún más importante es que los Veintisiete también han aprobado el informe sobre la profundización de la integración económica y política que habían pedido a los presidentes del Consejo, de la Comisión, del Eurogrupo y del Banco Central y les han encargado que formulen las propuestas de etapas en un plazo de seis meses. A las claras, esto quiere decir que la Unión ahora va emprender la ruta de una política económica común, de un Tesoro común y de una mutualización de sus préstamos que, añadidos a su moneda única, harán que se parezca aún más a una auténtica potencia pública, a un Estado federal en potencia.
En este sentido, está tomando forma un aspecto realmente crucial, sobre todo para España e Italia que, apoyadas por Francia, han logrado esta noche que los fondos europeos de solidaridad financiera, el Mecanismo de Estabilidad, puedan socorrer directamente a los bancos nacionales y sobre todo puedan suscribir préstamos de países que, como ellos, son prósperos pero están pasando por dificultades. Para ello, han tenido que amenazar con dar un portazo. El enfrentamiento ha sido duro, pero al final en la Unión se han impuesto la solidaridad financiera y la mutualización de los préstamos, aunque lo prohíban sus tratados y aunque Alemania no daba su consentimiento bajo ningún concepto. Victor Hugo no ha acudido al llamamiento, pero Europa se refuerza.