Miembros de la Guardia Húngara juran bandera en la Plaza de los Héroes. Budapest, octubre de 2008.

Sencillamente, esto no es Hungría

Los periodistas húngaros se muestran indignados ante la imagen de Budapest como referencia de fascistas que ha plasmado la prensa europea con ocasión de las elecciones legislativas. La víspera de la segunda vuelta del escrutinio el 25 de abril, repasamos lo que recoge la prensa.

Publicado en 23 abril 2010 a las 14:19
Miembros de la Guardia Húngara juran bandera en la Plaza de los Héroes. Budapest, octubre de 2008.

En estas dos últimas semanas, la prensa húngara ha observado con diversión teñida de irritación el tratamiento que han dado los medios de comunicación internacionales a la primera vuelta de las elecciones legislativas del pasado 11 de abril. Lamentando un exotismo que deforma la realidad húngara, constata por ejemplo que la página web de la BBC y la edición europea del Wall Street Journal ha ilustradosus artículos con fotografías de votantes vestidos de húsares o de campesinos. Por su parte, el Times ha publicadouna foto con neonazis, presentándolos sin ninguna prueba como partidarios del partido Jobbik, el partido de extrema derecha que tanto ha llamado la atención fuera de las fronteras húngaras. El Guardian, ha tardado tres días en corregir el artículoen el que situaba un meeting electoral en Bucarest, capital de Rumanía.

Acusados de desinformar a los lectores

A lo largo de los días, los comentaristas húngaros han ido reaccionando cada vez más enérgicamente ante los comentarios que presentaban con dureza "una Hungría racista", olvidándose de precisar que ha sido el FIDESZ (de centro derecha) el que ha encabezado la primera vuelta con un 53%, y no el partido Jobbik, que ni siquiera alcanza la tercera posición, tras los socialistas, con un 16,7% de los votos. Los periodistas húngaros han sido más críticos sobre todo con la prensa de Austria, la antigua potencia imperial.

Así, el redactor jefe del sitio web del semanario HVG acusa al enviado especial de Die Presse, Wolfgang Böhm, de desinformar a sus lectores. Richard Hirschler refuta la afirmación de que "ninguna fuerza política en Hungría se opone al radicalismo de la derecha", ya que "existen manifestaciones evidentes contra la Guardia Húngara [la milicia de extrema derecha], con el mismo éxito que la movilización contra Haider en Austria". Mientras que Böhm aconseja a Viktor Orbán, líder del FIDESZ y futuro primer ministro "que no se base en el orgullo nacional, sino que vuelva a apoyar las iniciativas privadas", Hirschler recuerda que "todas las iniciativas privadas han fracasado a causa de la corrupción y del sistema fiscal. Sólo un gobierno adecuado y un Estado sólido podrían remediarlo. Gracias por los consejos, pero antes de darlos, haga el favor de informarse".

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"La izquierda liberal húngara se ha disuelto a sí misma"

En el semanario Heti Válasz, el comentarista Ferenc Horkay Hörcher la toma con Paul Lendvai, considerado como uno de los mejores especialistas en política húngara. "El querido publicista austríaco", que escribe en el diario Kurier, "no es consciente de que el 11 de abril marcó el fin de una época", ironiza Horkay Hörcher. El periodista húngaro acusa "a este gurú mediático de la izquierda que se apoya en los colores austríacos" de basar su análisis en el de los políticos húngaros desaparecidos de la escena política y de "poner en duda el consejo de los intelectuales de la izquierda liberal y del centro que se atrevan a plantear una opinión contraria a la suya. Estos pobres ‘veletas’ piensan que una mayoría de dos tercios [resultado obtenido por el FIDESZ el 25 de abril] hace creíble el futuro gobierno".

Horkay Hörcher apunta que Lendvai intenta "crear una bandera tricolor estrictamente internacional" de tres escritores famosos en Occidente: Péter Esterházy, Péter Nádas y György Konrád. Ahora bien, en una entrevista en el semanario de izquierda liberal, Magyar Narancs, Péter Nádas confiesa que "se ha equivocado de pleno sobre muchas cosas en los últimos años". "La izquierda liberal húngara se ha disuelto a sí misma y ya no existe", añade el escritor. "Si los escritores famosos se liberan del asedio de Lendvai, ¿los tachará también de veletas?", se pregunta el comentarista de Heti Válasz. "Ejercer presión en la política húngara a través de Paul Lendvai era una práctica habitual que en 2010 ha quedado obsoleta".

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