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Ifigenia, Jonás y el sacrificio de Grecia

El primer ministro Antoni Samaras inicia una gira europea para pedir una flexibilización de las condiciones del rescate de Grecia y el editorialista Nikos Konstandaras aprovecha para evocar los antiguos mitos que explican que el euro no se salvará tirando a Atenas por la borda.

Publicado en 21 agosto 2012 a las 16:16

Muchos políticos extranjeros, economistas y otros observadores han planteado la cuestión de la posible salida de Grecia de la eurozona e incluso de la Unión Europea, de modo que dicha cuestión domina todas las conversaciones sobre el futuro de nuestro país. Las conversaciones que va a mantener el primer ministro Antonis Samaras con Angela Merkel, François Hollande y Jean-Claude Juncker no serán una excepción. Si queremos evitar hablar directamente del “sacrificio” de Grecia, es necesario ver cómo cada una de las partes se plantea la idea de la salida de nuestro país de la eurozona y las posibles consecuencias.

Es evidente que, además de otros problemas, los griegos y el núcleo duro de nuestros socios capitalistas, sobre todo algunos políticos y economistas alemanes, presentan grandes diferencias culturales en este ámbito. Los griegos hablan del sacrificio de Ifigenia, un acto que permitirá a los socios izar las velas hacia su propia salvación, aunque de ese modo construirán su futuro sobre la base de una injusticia. Los “extranjeros”, por su parte, parecen considerar a Grecia como los miembros de la tripulación y los pasajeros que observaban a Jonás antes de decidir arrojarlo al mar, para salvarse de una terrible tormenta. Nosotros, los griegos, tendemos a ver la dimensión trágica de los acontecimientos y al mismo tiempo adoptamos un comportamiento pasivo.

Sentido de la tragedia contra pragmatismo

La noción del sacrificio se identifica con el sacrificio del inocente por el bien de todos: la víctima no tiene ninguna implicación o responsabilidad más allá de su propia existencia. Sin embargo, nuestros socios calvinistas, consideran el esfuerzo colectivo como la razón misma de la contribución de cada miembro: las funciones no están predefinidas, como en el mundo de la tragedia, sino que se atribuyen en función de cada esfuerzo individual. En nuestro mundo, la víctima es aquel que, por un motivo que no depende de sus propias responsabilidades, se destruye para servir a los intereses oscuros de los demás; mientras que para nuestros socios “pragmáticos”, se juzga a todo el mundo por su contribución a la colectividad.

Pero, ¿cuál es el resultado del sacrificio de Ifigenia, de Jonás y qué pasará tras la posible expulsión de Grecia de la eurozona o de otra institución europea? El sacrificio de Ifigenia se convirtió en un símbolo de la injusticia y de la crueldad de muchos: manchó de sangre inocente la expedición contra Troya e hizo condenar a muerte al jefe tras su regreso. La aventura de Jonás, que se salvó cuando Dios le envió una ballena para que se lo tragara, lo mantuviera en su vientre y lo llevara a tierra tres días después, es el símbolo de la omnipotencia de Dios (para los judíos, los cristianos y los musulmanes) y de la incapacidad de la gente de evitar la voluntad del Todopoderoso (como intentó Jonás, al huir de una misión que le había encomendado).

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Monstruos, profeta y tripulación

Existen dos versiones sobre el final de Ifigenia. En la primera, muere sobre el altar, en la segunda, fue transportada, por intervención divina, a un país extranjero, Tabriz, donde vivió en medio de los bárbaros. Es más o menos lo que nos espera si salimos del euro. Por desgracia para nosotros, la historia de Jonás demuestra que los pasajeros actuaron como debían arrojándole por la borda: de repente, el mar se calmó, les socorrieron y al final, Dios mantuvo con vida al profeta que no quería cumplir sus órdenes. Quizás es lo que piensan los que afirman que no descartan la salida de Grecia de la eurozona, ya que creen que gracias a la muerte sobre el altar, de repente la crisis se detendrá y todo irá bien.

Los mitos influyen en nuestras percepciones y la simplificación a menudo nos ayuda a ver desde otra perspectiva los problemas complejos y modernos. Basta con ver las diferencias con respecto a la realidad. Hoy, tenemos que ser conscientes del coste de una eventual salida de Grecia de la eurozona, tanto para Grecia como para nuestros socios europeos y nuestros prestamistas. Mientras nos quejemos de que somos víctimas, una especie de nueva Ifigenia, no nos quitamos el peso de la responsabilidad de evitar nuestro sacrificio.

Los que sueñan con "tirar por la borda" a Grecia deben saber que no se salvará por la voluntad divina, que la crisis no acabará y que todo el mundo sabrá que en este barco se sacrifica a personas. Vamos a recoger a muchos monstruos, pero no para salvar a cualquiera que se considere profeta, sino para devorar a los demás miembros de la tripulación. Hasta que desaparezca todo el mundo.

Diplomacia

El vía crucis de Antonis Samaras

La intensa semana de actividad diplomática de**l primer ministro griego, Antonis Samaras —el 22 de agosto se reunirá en Atenas con el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; el 24 estará en Berlín con la canciller Angela Merkel y al día siguiente irá a París a visitar al presidente François Hollande— para tratar de conseguir que se suavicen los requisitos del plan de ajustes impuesto a Grecia no comienza con buen pie, To Vima lamenta que:**

No pasa un solo día en el que no oigamos a algún líder alemán darnos una lección […] advertirnos, una vez más, de que mientras no cumplamos con todas nuestras obligaciones, la vía de salida del euro sigue abierta. […] ¿No se dan cuenta de que con esa actitud agresiva perenne no solo no ayudan a Grecia, sino que alimentan un clima de tensiones sociales y políticas que exacerba en lugar de resolver los problemas? Los líderes europeos —y los alemanes en primer lugar — deben entender que […] el precio del hundimiento del edificio del euro no será doloroso sólo para los países del sur de Europa, sino que lo será también para los ricos del norte…

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