Cristiano Ronaldo durante la final de la Liga de Campeones en Roma, mayo de 2009 (AFP)

¿Qué límites tiene el negocio del fútbol?

Después de un año de rumores, el Manchester United ha aceptado finalmente el traspaso de su jugador estrella Cristiano Ronaldo al Real Madrid por un montante de 94 millones de euros. Pero, como subraya Simon Kuper en el Financial Times, este tipo de traspasos raramente mejora los resultados del equipo y no tiene sino un leve impacto en los beneficios económicos del club.

Publicado en 12 junio 2009 a las 16:33
Cristiano Ronaldo durante la final de la Liga de Campeones en Roma, mayo de 2009 (AFP)

En la última parte de la final de la Champions disputada el mes pasado, en la que se enfrentaba con el Barça, Cristiano Ronaldo se metió una vez más a golpe de regate en un callejón sin salida y acabó perdiendo el balón. Alex Ferguson, el irascible entrenador del Manchester United, salió del banquillo como si fuera a reprender a su lateral.

Luego optó por sentarse en vez de malgastar saliva con un hombre que pronto iba a dejar de formar parte de la plantilla. Parecía como si Ferguson ya le estuviese diciendo adiós a Ronaldo en silencio. Los ingleses habían calculado que el Real Madrid les estaba ofreciendo más de lo que el jugador valía, algo así como 80 millones de libras (95 millones de euros, 130 millones de dólares). Cifra que rompe cualquier record mundial y que ha sido confirmada en el día de ayer.Al igual que ocurre con las fusiones en el mundo empresarial, los traspasos en el fútbol no suelen añadir valor. Es raro que hagan que los equipos ganen títulos u obtengan beneficios. El mercado de los traspasos es irracional. Puede que el fichaje de Ronaldo por parte del Real Madrid no sea sino una costosa prueba de ello.

La cantidad que un club invierte en traspasos no guarda gran relación con sus resultados en el campo. Stefan Szymanski, profesor de economía de la Cass Business School de Londres, ha estudiado el gasto realizado por cuarenta clubes ingleses entre 1978 y 1997 y ha descubierto que el dinero desembolsado por los clubes en traspasos tan sólo explicaba un 16% de la variación total de su posición en la liga. En cambio, el gasto en salarios explicaba un 92% de esa variación. Cuanto más paga un club a sus jugadores, mejor termina éste. Pero, según explica el profesor Szymanski en el libro que hemos escrito ambos y que no tardará en publicarse, Why England Lose ("Por qué pierde Inglaterra"), lo que un club paga a otros clubes a cambio del traspaso de jugadores no parece que suponga una gran diferencia.

Los traspasos añaden muy poco valor porque existen muchas deficiencias en el mercado. Por ejemplo, los equipos suelen pagar mucho más por los delanteros que por los porteros, cuando ambas posiciones pueden tener la misma importancia. Pagan más por jugadores de nacionalidades que están de moda –por portugueses como Ronaldo, por ejemplo– que por jugadores con nacionalidades que no lo están, como los albaneses. Y pagan sumas excesivas por jugadores que, como Ronaldo, acaban de conseguir éxitos espectaculares.

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Fichar a un jugador en su mejor momento es elegir mal la ocasión, como quien compra acciones nada más que porque ha tenido una racha de buenas noticias. El mercado ha visto su calidad, pero está exhausto y posiblemente se encuentra hastiado por el éxito.Puede que el Real Madrid sepa que está pagando por la estrella un anticipo mayor que los beneficios que éste vaya a aportar al club en términos de resultados o ganancias. Ya han probado la estrategia de fichar a grandes jugadores o galácticos y han fracasado. Entre el verano de 2003 y el de 2006, la estelar nómina del Real Madrid no ganó ningún título. Florentino Pérez, presidente durante la era galáctica, acaba de volver al cargo. La semana pasada, se dice que acordó pagar al AC Milán 65 millones de euros (90 millones de dólares, 55 millones de libras) por el brasileño Kaka. Parece que Florentino ni aprende ni olvida en lo que se refiere a traspasos.Pero resultaría erróneo pensar que lo único que busca es ganar títulos o aumentar los ingresos.

Casi ningún club de fútbol se comporta como una entidad orientada a maximizar los beneficios. El Real Madrid es una democracia populista. Florentino Pérez fue elegido por los 70.000 socios del club y él fichó a Ronaldo para complacerlos. Quizás la mejor manera de entender este traspaso consiste en verlo como un regalo de marketing destinado a los seguidores madridistas, los espónsores y los medios nacionales. Comprar al crack es como decir: “Sí, somos un gran club”.

Existe la posibilidad de que Ronaldo dispare los ingresos del Real Madrid en proporción a lo que ha costado. José Ángel Sánchez dijo, cuando trabajaba como director de marketing del Real Madrid durante la primera presidencia de Florentino Pérez, que “todo va mejor” con el fichaje de un galáctico.

Ronaldo tiene genio y el atractivo de un cantante rebelde de pop. Con él, el Real Madrid puede cobrar más a las empresas de televisión, a los espónsores y a los clubes que les invitan a disputar partidos amistosos.

Pero al Real Madrid no le preocupa demasiado hacer dinero. El club no tiene accionistas, sólo socios. Como la mayoría de los grandes clubes, se endeuda con soltura. Saben que sus marcas son tan potentes que siempre habrá un multimillonario dispuesto a sacarles de apuros.

Tampoco se atreverían los acreedores a cortarles el chorro. Puede que los bancos se hundan y desaparezcan, pero eso no les pasa a los grandes clubes. En general, ni se toman la molestia de buscar el retorno sobre la inversión. En vez de eso, se dedican a vivir al día. Ésa es la racionalidad que hay detrás del traspaso de Ronaldo.

DESDE MADRID

Un buen negocio

El fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid responde a una "lógica productiva (...) que 
dejaría de resultar una burbuja caprichosa para convertirse, simplemente, en un buen negocio".
 afirma Ignacio Camacho en ABC. Para el diario conservador español, tal desembolso en tiempo de crisis puede sorprender a a algunos, pero es menos criticable que las enormes ganancias especulativas de los mercados bursátiles y financieros. Con los fichajes de Ronaldo y del brasileño Kaka (por 94 y 68 millones de euros respectivamente), el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, acaba de llevar a cabo "dos golpes mediáticos (...) que han relanzado a la estratosfera ese bien intangible contemporáneo que es el perfil de liderazgo de una marca", subraya ABC. Por tanto se deben analizar en términos puramente económicos, pues el fútbol se ha convertido en "una descomunal maquinaria de la moderna industria del ocio (..) que forma parte del mercado del espectáculo, que tiene una cotización universal, a priori más clara y previsible que la de ciertas compraventas de valores bursátiles".

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