Atenas, doce y media del mediodía. El viento despeinaba sus cabellos. Un molesto viento lateral exasperaba ayer a la canciller a su llegada a Atenas y arruinaba las fotos, como si Eolo hubiera desatado su saco de vientos impetuosos.
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Visto desde Grecia
Una visita sin sorpresas, ni buenas ni malas
“Quienes creían que la visita de la canciller alemana a Atenas iba a llegar cargada de regalos tendrán que esperar hasta finales de año. Tienen más posibilidades de que Papá Noel les traiga algo que de que el Parlamento alemán les conceda más dinero en un año electoral”, escribe Kathimerini, al día siguiente de la corta visita de Angela Merkel a Atenas. Para el diario griego, la canciller ha querido transmitir un “doble mensaje” a los griegos en una visita a todas luces “positiva”:
Declaró que los griegos no están solos en el difícil camino de la reestructuración de la economía y subrayó que el Gobierno deber seguir adelante con las reformas estructurales.
Por su parte, To Vima insiste en que las protestas que generó la visita de la canciller han estado
muy por debajo de las expectativas, han sido mucho menos numerosas que otras muchas en los últimos tres años. La mayoría de la gente se ha dado cuenta de que hay que reconstruir el país y que nada se puede esperar de un Estado carcomido por las deudas y corrupto. La mayor parte de los hogares ya aplica desde hace tres años su propio plan de austeridad.
Para To Ethnos, en definitiva,
el resultado de la visita confirma que, en nuestro país, hay un clima de entendimiento con Alemania, pero también que la canciller está por la labor de apoyar nuestros esfuerzos por salir de la crisis. No deberían quedar dudas sobre el pago del tramo de la ayuda de 31.500 millones de euros.