Angela Merkel quería posponer el nombramiento de un nuevo supervisor bancario del Banco Central Europeo, porque eso a su vez retrasaría hasta después de las elecciones alemanas la decisión sobre emplear el fondo de rescate del euro para recapitalizar los bancos.
Para entender la maniobra de evasión de responsabilidades mediante el ejercicio lingüístico tortuoso que se produjo a primeras horas del día, es necesario contrastar el antes y el después.
Antes: El borrador original que los líderes comenzaron a debatir ayer exponía lo siguiente: “Tenemos que avanzar hacia un marco financiero integrado, abierto lo máximo posible a todos los Estados miembros que deseen participar. En este contexto, el Consejo Europeo invita a los legisladores a que continúen trabajando en las propuestas legislativas sobre el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) como un asunto prioritario, con el objetivo de finalizarlo a finales de año”:
Después: Este es el texto acordado en la cumbre: “Tenemos que avanzar hacia un marco financiero integrado… En este contexto, el Consejo Europeo invita a los legisladores a que continúen trabajando en las propuestas legislativas sobre el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) como un asunto prioritario, con el objetivo de acordar el marco de trabajo legislativo el 1 de enero de 2013. Los trabajos sobre la implementación operativa tendrán lugar durante 2013”.
Eludir sus responsabilidades
Esto no es ningún triunfo. La UE ha pasado de establecer una fecha límite de “finalización” a otra para “acordar” una programación que va desde diciembre de 2012 hasta una fecha indeterminada del año que viene. Con esto, la canciller ha aplazado la cuestión de utilizar el MEDE para recapitalizar directamente los bancos hasta después de septiembre de 2013, de forma que se retrasa significativamente una decisión tomada en la cumbre de junio.
Sí, ha logrado esquivar una difícil votación en el Bundestag. Y sí, la UE ha echado el freno sobre una decisión que se tomó hace cuatro meses y se acogió como un paso positivo y vital para romper el vínculo entre los bancos y las soberanías.
Los líderes de la UE gozaron de un respiro (comprado por Mario Draghi) para ponerse manos a la obra, pero eludieron su responsabilidad porque ya no sufrían la presión del mercado. La situación es similar a la de María Antonieta y su frase “déjenlos que coman pasteles”: mientras la angustia de España amenaza con desgarrar el país y cada día 1.000 griegos pierden su trabajo, los líderes de la UE se pasan una noche deliberando para cambiar la palabra “finalizar” por “acordar” y eludir así sus responsabilidades.