Los verdes de la región de Bruselas acaban de formar coalición con los liberales y los cristianodemócratas, informa el diario polaco Rzeczpospolita. Un histórico desplazamiento también es visible en Alemania, donde los verdes han anunciado por vez primera que están preparados para cooperar con los cristianodemócratas y los liberales en un ámbito federal.
Desde hace algún tiempo el debate se centra en que los verdes deberían cambiar los vínculos tradicionales por otros nuevos. Por ejemplo, en Francia, los verdes casi han sobrepasado en las urnas a sus antiguos socios de coalición, el partido socialista, y en Portugal e Italia se situaron en posiciones mejores que los movimientos de extrema izquierda a los que tradicionalmente se han asociado. "Los verdes deben comenzar a hablar del cambio climático en un contexto económico (crear nuevos trabajos en una economía verde), abandonando sus vínculos con la extrema izquierda, y tratando con liberales y cristianodemócratas de la misma manera que lo hace la izquierda", afirma Rzeczpospolita.
Por otra parte, el eurodiputado del partido ecologista belga, Philippe Lambert, afirma que los verdes comparten ciertos valores con la derecha. "los socialistas y los liberales de libre mercado creen que la medida de calidad de la vida es su estatus material", dice. "Pensamos, como los cristianodemócratas, que la buena vida no es el dinero que tengas en la cuenta corriente". Los verdes también critican ahora las dictaduras comunistas con más insistencia, subraya Rzeczpospolita.
En algunos países, en cualquier caso, los ecologistas tiene muy poco impacto. En España, donde el desarrollo inmobiliario en la costa es ejemplo de desastre ecológico desde hace años, los verdes nunca han tenido peso político. Los Verdes-Grupo Verde Europeo obtuvieron únicamente el 0,6% de los votos en las elecciones de junio. Según el diario La Vanguardia, varios factores lo explicarían. Los verdes, afirma, tienen que competir con los partidos de izquierda de una parte y los partidos nacionalistas de izquierda de otra. "La fragmentación es excesiva", y "su fuerza está diluida", añade.
La perspectiva tampoco parece demasiado optimista en las Islas Británicas. Leo Hickman, escribiendo para The Guardian, se lamenta de que los verdes puedan quedarse para siempre como una "minoría anecdótica" en política. Los verdes británicos no han conseguido superar sus dos eurodiputados, y los irlandeses han sido barridos tanto de las europeas como localmente. Hickman se pregunta si las soluciones necesarias "para hacer frente a nuestros múltiples problemas medioambientales" únicamente pueden salir de los grandes partidos, que, en aras del "interés egoísta de las políticas de partido" pueden caer fácilmente en "políticas populistas a corto plazo que tengan como efecto empeorar los problemas medioambientales que pretendan solucionar". El problema para los verdes, afirma, es que "parecen destinados a permanecer en los márgenes mientras sean percibidos por el electorado como una fuerza política monotemática". Se pregunta si "sólo un gran salto tecnológico adelante nos salvará- a pesar de la política, no gracias a ella". El sistema político, concluye, "simplemente no funciona con el medio ambiente".