El rostro del viceministro de Finanzas irlandés, Brian Hayes, reflejaba orgullo al exponer recientemente en Berlín que Irlanda podía servir de modelo para otros países en crisis. A pesar de la magnitud de su déficit y de su deuda, de una tasa de paro al alza y de unos salarios a la baja, hace meses que su país recibe elogios desde todos los frentes. Y es que Irlanda, aún con todo, tiene una buena baza, goza de un excedente de exportación. Este país coloca sus productos en todo el mundo y pone en orden sus finanzas a costa de otros Estados. Y, poco a poco, el resto de los países de la zona euro están imitando su ejemplo. Eso molesta en América y en Asia, que muestran su inquietud ante esta expansión.
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