Sí, sigue estando ahí, el famoso techo de cristal que impide que las mujeres accedan a puestos de responsabilidad. Pero este techo no es una fatalidad. Las personas son las que deciden los ascensos; las personas son las que fijan las condiciones y el marco de la evolución profesional. ¿Personas? La mayoría de las veces, son hombres que, cada vez más, deben justificar su presencia y por esta razón nadie puede pretender que las cosas no cambien.
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