Hace algunas semanas, visité Vilnius, para conocer esta ciudad que es "Europos kulturos sostine", como dicen los lituanos. O, en otras palabras, la capital europea de la cultura en 2009 [junto con Linz, en Austria], un honor que recaerá en Talín en 2011 [junto con Turku, en Finlandia].
Lo que los lituanos han hecho por su capital es simplemente impresionante. Un libro sobre las plazas de Vilnius -versión bilingüe en lituano e inglés - esculturas modernas instaladas a lo largo del río, festivales de cine y de música, fiestas en la calle, una exposición sobre el diseño durante la época de la guerra fría - son sólo algunos ejemplos. Entre los numerosos beneficiarios de este estatus de capital cultural figuran empresas locales - los hoteles y restaurantes, pero también fabricantes locales de ropa cuyos pequeños comercios podrán en fin aprovechar de la publicidad que se les hace con ocasión de las festividades en la capital cultural.
Vilnius espera recibir la visita de aproximadamente 3 millones de turistas, y que de los 100 proyectos artísticos y sociales que han sido desarrollados para esta ocasión, al menos tres o cuatro sean duraderos. El presupuesto de este programa es del orden de los 9 millones de euros (de los cuales el 60% es financiado por el Estado lituano y el 40% por la ciudad de Vilnius), a los que hay que añadir 5 millones de euros más, procedentes de subvenciones de la Comisión europea y 3 millones de euros por parte de patrocinadores privados.
Y Talin, futura capital europea en 2011, ¿en qué estado se encuentra? La única noticia que llega continuamente a nuestros oídos son las de los problemas de dinero. Hace dos años, la municipalidad decidió gastar 189,64 millones de coronas (12,12 millones de euros) para el período 2008-20012. Sin embargo, acaba de recortar esa suma en un tercio. La parte correspondiente al Estado también ha sido modesta, solamente 10 millones de coronas (640.000 euros).
Sí, sin duda el dinero no es el factor determinante. Más que el dinero hace falta tener una visión, cosa que Vilnius sí ha tenido. Hasta el mes pasado, la visión de Tallin podía fácilmente resumirse en una página y media, de la cual el público ha escuchado sólo ideas vagas, "canciones a la orilla del mar".
Pero si Estonia no es capaz de utilizar la oportunidad que significa el estatuto de capital europea para promover su cultura en el resto Europa, todos saldremos perdiendo. No volveremos a tener una ocasión igual en los próximos diez años.
El presupuesto del proyecto de la capital cultural será recortado en 10 millones de coronas. Al mismo tiempo, Tallin tiene intención de gastar el año próximo 30 millones de coronas en su televisión. La estatua de la libertad (que será próximamente inaugurada) cuesta más de 100 millones de coronas. Dicho de otra forma : se apoyan los proyectos que están bajo el control de la ciudad o del gobierno, pero lo nuevo y desconocido infunde temor.