"Es la peor noticia que España podía recibir en estos momentos". Así de contundente se mostraba ayer un miembro del Gobierno al referirse al impacto que la crisis política italiana puede tener para nuestro país. El Ejecutivo de Mariano Rajoy no esconde su preocupación. La incertidumbre desatada con la salida de Mario Monti y, sobre todo, acerca de quién le puede sustituir y con qué programa económico, ha minado la confianza que los mercados habían empezado a depositar en la periferia europea y pone en peligro los planes del presidente español para esquivar la ayuda comunitaria.
Hasta ahora, el jefe del Ejecutivo ha logrado soslayar el llamado rescate blando o de segunda generación gracias a la confianza inyectada por el Banco Central Europeo (BCE) en septiembre, cuando anunció su programa de compra de deuda pública. Rajoy confiaba en que la mera existencia de este mecanismo siguiera intimidando a los especuladores y sirviera para mantener la prima de riesgo bajo control hasta que las reformas y los ajustes surtan efecto.
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