Sacha Baron Cohen en la presentación de su nueva película en París, el 15 de junio de 2009 (AFP)

Bruno, el hombre que escandaliza a Austria

Dspués de las aventuras de "Borat", Sacha Baron Cohen vuelve al ataque, ahora en la piel de Bruno, un periodista de moda austriaco y homosexual sin complejos. La campaña de márketing de este nuevo "falso" documental está en su momento álgido. Pero los austriacos han digerido mal la imagen negativa de su país que la película transmite.

Publicado en 22 junio 2009 a las 14:57
Sacha Baron Cohen en la presentación de su nueva película en París, el 15 de junio de 2009 (AFP)

Ciertamente que como austríacos, no deberíamos quejarnos de que nuestro país vaya a disfrutar próximamente de unos cuantos microsegundos de «popularidad» y de que ésta, por una vez, no esté relacionada con desquiciados que encierran su progenie en subterráneos o con políticos casi del todo de derechas. A pesar de lo cual, hay que decirlo : la nueva película del cómico británico Sacha Baron Cohen no está aún en los cines cuando ya ha causado irritación en Austria. No porque Cohen, en Brüno, se burle de Austria en particular y de los homosexuales en general, sino por que la maquinaria de marketing del británico se ha vuelto casi tan aplastante como fastidiosa. Ya en el mes de Marzo, coincidiendo con los desfiles de moda de Milán, Cohen irrumpió en las pasarelas, lo que le valió el arresto (¡escándalo! …para él, pura diversión). Hace apenas dos semanas, puso en escena su propio «escándalo» que en realidad era todo un montaje, como se descubrió posteriormente. Disfrazado de «Bruno», ataviado con alas de ángel y un tanga, bajó por el telar del escenario y colocó su trasero en la cara misma del rapero Eminem, archiconocido homófobo, quien se habría tomado el asunto de mala manera, según se informó en un principio. De hecho el rapero estaba en el ajo; el incidente había sido preparado desde hacía un tiempo.

En la portada de la última edición de la revista masculina GQ, Cohen posa desnudo como Bruno, en el momento ideal. Esta semana ha comenzado una gira Europea de presentación de su película. En París, apareció tal como en el cartel promocional de su película; en mini-lederhosen [traje tradicional de Bavaria] de piel dorada y camisa sin mangas con cuadritos y con un sombrero tirolés amarillo. Dos días más tarde, en Londres, optó por el clasicismo británico : llegó disfrazado, en una interpretación libre de un soldado de la guardia de palacio de Buckingham. Una pantomima digna del carnaval.

Pero Sacha Baron Cohen puede permitírselo : a sus 37 años, este británico de origen israelo-iraní, que en privado se viste más bien con vaqueros y camisetas, es ahora célebre e incluso apreciado. Comenzó cuando animó una emisión en MTV imitando los rasgo del rapero sexista inglés Ali G, antes de hacer de él un personaje de película. Luego en 2006, hizo desembarcar en las salas de cine al reportero de televisión Kazakh Borat (tan misógino como homófobo) y su enorme bigote. Y ahora es el turno de Bruno.

Se podría siempre buscar un cierto prototipo austríaco en el personaje, pero ese afán meticuloso y pequeño burgués sería inútil. Un periódico británico fue el primero en adelantar que la estrella austríaca Alfons Haider le había servido de modelo. Dominic Heinzl, de la cadena privada ATV, ha creído encontrar el verdadero Bruno en el personaje del responsable de la columna de moda de un periódico. Sea como sea, Cohen ha asegurado en numerosas ocasiones no tener ningún modelo específico en mente. En cambio, es más que evidente que la imagen del personaje viene de Austria. Cohen vivió y estudió un tiempo en Viena. De otra forma no hubiera podido calcar un personaje con tanta precisión. De todas formas, el tal Bruno se ha ido ya a Estados Unidos para convertirse en «el austríaco más conocido después de Hitler». Presenta la república alpina como uno de los países donde los hombres no están autorizados a cogerse de las manos. Bruno, por lo tanto, no puede ejercer como un embajador particularmente brillante de Austria. Ya que eso hace reír a unos cuantos, nada más queda por decir. Sin embargo, esta opinión no es compartida por ciertas asociaciones homosexuales americanas. Este tratamiento satírico de la homofobia americana sería desafortunado, porque el público al cual la película pretende girar sus prejuicios en risa se encontraría por el contrario, reafirmado en sus opiniones.

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En Austria, en el plano oficial, las críticas se hacen notar por su ausencia. Pero los fans locales de Cohen no tienen nada de que alegrarse. Aunque la película trate de Austria, no habrá ninguna presentación oficial con su actor principal en Viena. Para la máquina apisonadora de las relaciones públicas de Cohen, Austria es aparentemente, un país "demasiado pequeño".

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