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Las reglas del trato del siglo

Las negociaciones comerciales entre la UE y Estados Unidos, que comenzaron en Washington el 8 de julio, podrían suponer decenas de miles de millones de euros en ahorros, así como acabar con la burocracia innecesaria. Pero la falta de confianza tras el reciente escándalo de espionaje estadounidense es sólo una de las muchas trabas que deberán superarse.

Publicado en 8 julio 2013 a las 15:31

Washington DC no es una ciudad en la que falten burócratas. Pero esta semana, habrá incluso más de los habituales. En la capital estadounidense se va a celebrar la primera ronda de conversaciones comerciales bilaterales entre Estados Unidos y la Unión Europea, una serie de negociaciones de gran alcance, cuyo objetivo en última instancia es reducir los obstáculos para los dos bloques económicos a la hora de hacer negocios entre sí.

En términos generales, las dos partes intentarán eliminar los aranceles de importación aplicados a las mercancías con las que comercian estos gigantes económicos. También se esforzarán por reducir los trámites burocráticos, para que las empresas internacionales puedan expandirse con más facilidad.

La magnitud de la relación comercial de Estados Unidos con Europa es tal, que incluso una pequeña mejora tendrá un gran impacto en las economías a ambos lados del Atlántico.

El peso ante las economías emergentes

Ahora que Europa se enfrenta a otro año de estancamiento y los economistas se obsesionan por la creciente influencia de las economías emergentes como China, India y Brasil, la relación comercial entre Estados Unidos y la UE sigue siendo la más importante del mundo.

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En los nueve primeros meses de 2012 se comerciaron con mercancías por un valor de más de 485.000 millones de dólares [300.000 millones de libras y 338.000 millones de euros] entre las dos superpotencias económicas. Las conversaciones que comienzan en Washington [el 8 de julio], denominadas formalmente como Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión o TTIP (por sus siglas en inglés, Transatlantic Trade and Investment Partnership), crearían un bloque comercial que abarcaría casi la mitad de la producción económica mundial. Podría suponer 100.000 millones de libras [116.000 millones de euro] extra para la UE cada año, 80.000 millones de libras [92.000 millones de euros] para Estados Unidos y 85.000 millones de libras [98.000 millones de euros] para el resto del mundo.

Estas conversaciones también constituyen uno de los principales argumentos que se están exponiendo para que Gran Bretaña siga siendo parte de la Unión Europea.

Nubarrones de desconfianza

Gran Bretaña no ha salido de la UE aún, por supuesto, pero tendrá que mantenerse en el juego durante un tiempo si desea participar en las conversaciones del TTIP, con referéndum o sin él. Estados Unidos ha afirmado que le gustaría emplear el actual impulso del G8 para llegar a un cuerdo comercial bilateral “con un solo depósito de combustible”, pero incluso los más optimistas señalan que las conversaciones pueden durar perfectamente hasta 18 meses. Otros especulan que tres años es una estimación mucho más realista.

Ya se pueden observar nubarrones políticos que amenazan las conversaciones sobre el TTIP. Existe una creciente desconfianza entre los Estados miembros de la UE y Estados Unidos, tras las alegaciones de que Estados Unidos y Reino Unido han estado espiando a sus aliados durante negociaciones anteriores.

Las conversaciones siguen adelante como se había planificado, pero la tensión va en aumento. Alrededor de 120 representantes de los equipos comerciales de Estados Unidos y de la UE se reunirán y luego se dividirán en unos 10 grupos. Los delegados, todos expertos en distintas áreas, tratarán infinidad de aspectos, desde los ingredientes que deben aparecer en los paquetes de las cremas antiedad, hasta si un abogado formado en Londres puede trabajar en Nueva York con las mismas cualificaciones.

¿Deben empezar por la premisa de que todos los aranceles deben abolirse y decidir cuál debe “volver a introducirse”? ¿O deben evaluar los aranceles a la importación sector por sector? También analizarán qué problemas burocráticos pueden solucionarse rápidamente y cuáles serán el centro de prolongadas y posiblemente desagradables discusiones.

El impacto de los aranceles de importación

Uno de los asuntos más directos en el orden del día son los aranceles de importación. Los aranceles entre Estados Unidos y la UE son relativamente bajos según los estándares mundiales, con una media del 5,2% para las mercancías dirigidas a la UE y un 3,5% para las que llegan a Estados Unidos, pero dado el gran volumen comercial entre estos dos bloques económicos, cualquier reducción supondrá importantes ahorros.

“Muchas empresas británicas ya hacen negocios con Estados Unidos, que es nuestro mayor mercado único de exportación, pero al liberalizar los aranceles, podríamos ahorrar a las empresas de Reino Unido alrededor de 1.000 millones de libras [1.160 millones de euros] al año”, afirma Danny Lopez, cónsul general británico en Nueva York, cuya principal ocupación es ayudar a las empresas británicas a expandirse en Estados Unidos y viceversa.

Estados Unidos es especialmente punitivo en lo que respecta a los textiles, prendas de vestir y calzado importado de la UE, por ejemplo, imponiendo aranceles del 40%, 32% y 56%, respectivamente. También se aplican aranceles sorprendentes a mercancías dirigidas a mercados específicos, como las vajillas de cerámica para hoteles y restaurantes. Los importadores deben pagar alrededor del 28% del coste en impuestos para llevar estas mercancías a Estados Unidos.

La UE también aplica un arancel del 350% al tabaco, para contribuir a cubrir el coste del tratamiento de los daños que produce en la salud de los que lo consumen y para asegurarse de que el precio es lo bastante alto como para disuadir a muchos fumadores en potencia de que desarrollen este hábito. Se espera que Estados Unidos plantee reducir estos aranceles, algo que posiblemente no obtenga la aprobación popular en Europa.

El embrollo de la burocracia

En muchos sentidos, el espinoso embrollo de la burocracia es la parte más complicada de la tarea del TTIP. Las discrepancias en los regímenes burocráticos en la UE y Estados Unidos cuestan a las empresas miles de millones de libras en ingresos cada año y se estima que priva a Reino Unido de un comercio de alrededor de 8.000 millones de libras [9.200 millones de euros].

En el sector de la automoción, por ejemplo, los fabricantes tienen que estrellar sus vehículos contra un muro dos veces para superar unas pruebas de seguridad prácticamente idénticas.

Mientras, la industria cosmética debe producir un conjunto distinto de etiquetas para las mercancías que se venden en Europa y Estados Unidos, porque los organismos normativos estadounidenses no aceptan el término “aqua” (agua).

Por otro lado, a los abogados, contables y otras profesiones les resultará mucho más sencillo viajar entre los dos bloques, en lugar de tener que limitarse a aquel sobre el que se han formado. Este cambio no sólo supondría ventajas económicas, sino que además plantearía opciones de carreras profesionales y estilos de vida totalmente distintos a millones de personas.

Estas normas pueden parecer anacrónicas, pero en muchos sentidos representan las dificultades a las que posiblemente se tengan que enfrentar las conversaciones sobre el TTIP. Las leyes antiguas se han mantenido por la presión ejercida por grupos de lobby de poderosos sectores, en muchos casos en contra de cualquier cambio que pudiera dar lugar a una mayor competencia por la aparición de empresas internacionales.

Visto desde Polonia

El nacimiento de un gigante

La creación de una zona de libre comercio UE-EEUU puede cambiar la geografía política y económica mundial de los años venideros, escribe Marek Magierowski en Do Rzeczy. Significará que no solo “elimina las barreras arancelarias, sino también introduce normas y estándares comunes en todos los sectores”, apunta el autor, y añade que:

el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) es, sin lugar a dudas, el proyecto más ambicioso de este tipo desde que se creó la Organización Mundial del Comercio en 1995.

El Centre for Economic Policy Research, un laboratorio de ideas con sede en Londres, publicó un pronóstico que sugiere que el TTIP supondrá grandes beneficios a ambas partes: 119.000 millones de dólares [92.700 millones de euros] de ingresos extra para la UE y 95.000 millones de euros para Estados Unidos. Las exportaciones de la UE a Estados Unidos aumentarán un 28%. El proyecto también revierte “un gran significado político” y puede fortalecer la menguante posición global de Europa y Estados Unidos.

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