La dimisión del primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker principalmente se trata de un asunto interno para el Gran Ducado. El servicio secreto de Luxemburgo, un agencia que cuenta al parecer con cinco docenas de empleados, supuestamente ha estado viviendo “por su cuenta”, o al menos de una forma sobre la que el primer ministro no ha logrado ejercer un control suficiente.
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