Noticias Elecciones alemanas 2013

Elector busca motivación

En las elecciones legislativas alemanas podría registrarse un nuevo récord de abstención. A los oponentes tradicionales se añaden objetores de una nueva clase, más elitista, que como lamenta Der Spiegel, están convirtiendo el abstencionismo en una costumbre.

Publicado en 20 septiembre 2013 a las 16:38

La sede central del movimiento, en Colonia, en la Mittelstraße, es una sala blanca y vacía de 20 metros cuadrados, donde no hay nada, sólo un puñado de octavillas. Sin embargo, la banderola colgada encima de la puerta de entrada es bien visible y predice nada menos que la llegada de una nueva era. "El gigante dormido se despierta". El gigante dormido es el abstencionismo y el hombre que se ha propuesto despertarle se llama Werner Peters, presidente del "Partido de los abstencionistas". Werner Peters es un intelectual. Ha escrito libros y celebra habitualmente reuniones filosóficas. Hace ya 15 años que fundó su partido cuyo objetivo es señalar los fallos de la democracia multipartita. Durante todos estos años, de algún modo se le ha ignorado, e incluso se le ha ridiculizado. Pero hoy, con 72 años, siente que el viento sopla a su favor en el país. "Constato que mis ideas se están abriendo camino", se felicita. "Ha llegado la hora". Si bien su entonación nos recuerda un tanto a una secta o a un "testigo de Jehová", el movimiento podría demostrar su magnitud el domingo.

Tal y como ya sucedió en 2009, el número de abstencionistas podría superar el número de electores del partido vencedor. Manfred Güllner, director del instituto de sondeos Forsa, destaca el riesgo de un índice de abstención récord. "Se teme que acudan a las urnas menos del 70% de los electores". Podríamos decir que son los verdaderos vencedores del escrutinio e incluso que se trata de un revés para la democracia.

[Hubo un tiempo] en el que ir a votar constituía un asunto de honor. Tras el hundimiento político y moral bajo la era nazi, los alemanes querían mostrarse como demócratas "modelos" ante el extranjero y ante sí mismos. En cualquier caso, no querían dejar pasar su segunda oportunidad, tras haber perdido la primera, con las trágicas consecuencias que todos conocemos bajo la República de Weimar.

Un fenómeno que no es nuevo

Sin embargo, el abstencionismo no es un fenómeno nuevo al otro lado del Rin. Tras los primeros decenios con una alta participación ciudadana, el índice comenzó a descender de forma insidiosa, hasta llegar al 70,8% en las elecciones legislativas de 2009. Hasta ahora, entre los abstencionistas nos encontrábamos sobre todo a poblaciones pobres y poco instruidas, que ya se habían distanciado del discurso político desde hacía tiempo y acusaban "a los de arriba" de ser responsables de su suerte. Pero entre ellos ahora también se encuentran antiguos electores fieles que están amargamente decepcionados con su partido y que no tienen el valor de ver más allá. De este modo, muchos antiguos electores del SPD se han mantenido lejos de las urnas tras las reformas adoptadas en el contexto de la Agenda 2010.

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Pero mientras, hemos asistido al surgimiento de un tercer grupo, que aporta al abstencionismo una nueva dimensión, fundamentalmente cualitativa. [[Ha nacido un nuevo tipo de abstencionismo. Es instruido, con frecuencia acomodado y procede de los estratos superiores de la sociedad]]. Este nuevo objetor no siente vergüenza y hace alarde de su abstencionismo. Sólo un 7% de los abstencionistas interrogados por el instituto Insa para el diario Bild han tenido que sufrir las críticas de sus amigos y familiares. Por lo tanto, ahora la desconfianza ante la clase política y los partidos se ha hecho un hueco en los niveles superiores de la sociedad alemana.

El presidente del Bundestag, Norbert Lammert, habla de un nuevo tipo de "esnobismo del abstencionismo". Los "esnobs" en cuestión no viven de los subsidios Hartz IV, ni acusan a la clase política y ni a la sociedad de ponerles la zancadilla. Al contrario, se presentan como filósofos, se pasan la mayor parte del tiempo en los estudios de televisión y llevan camisas desabrochadas.

El filósofo Peter Sloterdijk recientemente declaró con toda la seriedad del mundo que no sabía cuál era la fecha de las elecciones. "Hasta ahora, ser políticamente responsable quería decir votar por el menos malo. Pero ¿qué hacer cuando ya no sabemos cuál es el menos malo?", planteó Peter Sloterdijk para justificar su abstencionismo.

Mientras, su colega Richard David Precht explicaba que este escrutinio "era sin duda el más insignificante de la historia de la República Federal"

El abstencionista esnob

Lo que pretende ser una gran cuestión intelectual en realidad no quiere decir otra cosa que: "Todos son unos imbéciles. Menos yo".

El abstencionista esnob se imagina que es el mejor demócrata, o en cualquier caso mejor que los partidos y sus representantes, tan mediocres. Como mucho, fruncen el ceño ante los temas de la campaña. Quieren debatir las cuestiones que son realmente importantes y denuncian una falta de visión. Richard David Precht habla de una "campaña de pacotilla" y se lamenta ante "la ausencia de filosofía en la política" y ante la "desaparición general de la capacidad para plantearse la utopía". También lamenta la armonización de los partidos y la existencia de un solo "mega-partido", comprometido con "el medio ambiente y Europa, la educación, la familia, los niños y la salud".

Es cierto que actualmente advertimos la ausencia de los grandes combates ideológicos del pasado, como demuestran los programas de los partidos. También sería deseable que la oposición planteara propuestas alternativas sólidas sobre las cuestiones fundamentales, como el futuro de Europa o la transición energética. Y como es natural, sería positivo que la canciller dejara de empeñarse en eludir los debates internos. La democracia vive de la confrontación de las ideas y dichas confrontaciones son más fecundas cuanto más distintas sean las ideas y más críticos sus representantes.

Pero, ¿la ausencia actual de polarización justifica la tendencia por la que un creciente número de electores se están convirtiendo en simples consumidores que quieren que la política les "proponga" algo, en lugar de informarse por sí mismos de la oferta política existente? Es posible que Angela Merkel lo que esté intentando es adormecer a los ciudadanos. Pero ¿es motivo suficiente para dejarse adormecer?

Abstención

LLamamiento a la movilización

“¡Te queremos!”, titula Die Welt Komakt a dos días de las elecciones legislativas.

Ante la posibilidad de una tasa de abstención que podría ser superior al 30%, lo que supone un récord, el presidente alemán, Joachim Gauck, se dirigió a sus conciudadanos el 19 de septiembre a través de su página web, para recordarles que la democracia no es algo que suceda como si nada, sino que se construye a través de nosotros”,

Se trata de la primera vez en la historia de la RFA que el presidente “empuja” a sus compatriotas a “ir a las urnas”, observa el diario

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