Noticias Refugiados sirios en Bulgaria
La "zona fronteriza" cerca de Goliam Dervent.

En el punto de presión

Goliam Dervent, a unos kilómetros de Turquía, es el lugar por donde pasan la mayoría de refugiados sirios que entran ilegalmente en la UE a un ritmo cada vez mayor. La población se muestra bastante condescendiente, pero las autoridades están desbordadas y temen que se produzca una crisis humanitaria.

Publicado en 26 septiembre 2013 a las 12:05
La "zona fronteriza" cerca de Goliam Dervent.

Gina está sentada delante de una especie de caseta azul, que es al mismo tiempo una tienda y un bar. Está sentada en una silla, con el mentón apoyado en la mano y las piernas cruzadas. Desde este lugar puede ver el antiguo ayuntamiento, un vestigio del “pasado” comunista y parte de su casa: una fachada de ladrillos, una puerta de madera blanca y un jardín.
Gina nos la señala. La tiene desde hace 20 años. No es de aquí, pero no importa. Tiene un piso en la ciudad, pero prefiere pasar los inviernos aquí, calentándose con leña.

Esta jubilada se encuentra en Goliam Dervent, a 20 km de Elhovo y a 3 km de la frontera turca. El nombre del pueblo significa "el camino largo". Es el primer lugar de Bulgaria al que llegan los refugiados sirios durante su larga huída.

Gina es una especie de portavoz de los habitantes de Goliam Dervent, que no tienen nada en contra de los refugiados, porque no se quedan mucho tiempo. Los protagonistas son los miles de refugiados que pasan por el pueblo.

“Policía, policía, Sofía, Sofía”

"Cuando llegan a la fuente de agua, dicen ‘Policía, policía, Sofía, Sofía’, y esperamos junto a ellos", cuenta Gina. "Beben agua, pero nunca comen. Quizás tienen miedo de que les envenenen. Nos quedamos con ellos, los pobres, que están huyendo. Un hombre llegó con una silla de ruedas. Son amables. Un día llovía y les dejamos que entraran en la tienda".

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El pueblo sólo tiene 50 habitantes, aunque tuvo hasta 1.600 en la época comunista. Los jóvenes hacían trueque de madera con Turquía. Ahora ya no hay jóvenes y nadie se desplaza hacia Turquía. De vez en cuando reciben la visita de un ruso. La mayoría de las casas están destruidas y desiertas.

Más allá del pueblo, en el camino que lleva hasta la frontera, se encuentra un antiguo cuartel. La puerta está abierta. Vesselina Dimova es la alcaldesa del pueblo. En su ventana se ven las banderas de Bulgaria y de la Unión Europea. Sobre la mesa tiene un calendario con el retrato del exprimer ministro Boiko Borissov, junto a un pasaje de la Biblia. Nos señala un cartel que la policía de las fronteras le ha obligado a colocar: "Cierren a la entrada y a la salida". Se ríe cuando le hacemos una foto y lo llama "mi pequeño cartel". [[Y sonríe al observar el agujero en la valla]].

"Entran por aquí. Si alguien les ve, llama a la policía. Si no les encuentran es porque están demasiado ocupados buscándoles en otros lugares (con cámara infrarrojas). El otro día llegaron doce personas, dos familias con niños pequeños".

Según Dimova, "no son peligrosos, no causan ningún problema. Les damos agua y comida" y la gente del pueblo les ayuda. Mientras habla, observamos un coche de la policía fronteriza a través de la ventana.

El camino de los refugiados

Al igual que el ministro del Interior y las autoridades nacionales, emplea el término “oleada” al hablar de los refugiados. Según la policía, se trata de cerca de 4.500 personas. Ya no saben dónde meterles.

La mayoría de refugiados llegan a Goliam Dervent por la mañana. Tienen que esperar a la policía fronteriza, que los lleva en custodia a Elhovo. Allí se inscriben en un registro, pasan una serie de exámenes médicos, antes de reubicarlos en centros de acogida temporales. Los de Pastrogor y de Lyubimets están cerca. Una de estas instituciones depende de la Agencia Nacional para los Refugiados, la otra de la Dirección para la Inmigración. Los centros son distintos: uno es de tipo abierto, el otro de tipo cerrado.

[[Casi todos los refugiados sirios disponen de documentación de identidad]]. Esto simplifica la tarea de las autoridades. Otros no disponen de ella: se la han tenido que dejar a los traficantes para volver a comprársela después o bien la han perdido, comentan los policías.

No hay ningún problema

Antes, el punto de paso por excelencia era el puesto de Kapitan Andréevo. Desde que se equipó con un sistema de vigilancia integrado que se puede supervisar incluso en la parte turca, los refugiados ni siquiera pueden aproximarse a la frontera. Las autoridades turcas les detienen. Ahora prefieren pasar por Elhovo, que se encuentra en medio de un bosque.

Gina entra en su tienda azul. Por tercera vez nos pregunta si queremos algo. "Nos gusta ver a los extranjeros", afirma. Hace unos instantes, el coche de la policía fronteriza estaba aparcado delante de la tienda. Los agentes no se pronuncian sin autorización oficial. Pero oficiosamente, dicen que no hay problema. Que no se pueden quejar de nada. Nos preguntan si sabemos algo sobre el nuevo centro de coordinación de Elhovo. El 17 de septiembre, el ministro del Interior anunció su apertura. Se ríen cuando les decimos que supuestamente las obras deberían tardar 10 días.

Gina se apoya contra la puerta de la tienda. Le deseamos buena suerte. Sonríe. Tiene ganas de hablar: "Espero que todo vaya bien, pero lo dudo", nos dice. Mientras nos marchamos en el coche, vemos cómo se vuelve a sentar en la silla y vuelve a apoyar el mentón en la mano.

Reacciones

Bulgaria no cerrará su frontera

El primer ministro Plamen Orecharski refutó la idea de cerrar la frontera entre Bulgaria y Turquía por la afluencia de refugiados sirios, según recoge la web de actualidad búlgara Mediapool.bg 370 personas han cruzado la frontera entre el 20 y el 23 de septiembre. Hay que cobijar a más de 4.000 en los centros de acogida del país, cuando en Turquía hay más de 500.000 refugiados ahora mismo. Las autoridades consideran que el número de refugiados en Bulgaria alcanzará las 10.000 personas de aquí a finales de año.
El Gobierno cuenta con solicitar la asistencia de la Unión Europea para poder hacer frente a esta situación. Según el primer ministro, Sofía ya ha realizado una solicitud de ayuda técnica, antes de pedir ayuda financiera. Se calcula que serán unos 10 millones de léva (5 millones de euros) mensuales solo en ayudas directas a los refugiados.

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