Ideas Elecciones europeas 2014

Europa puede afrontar su propio cierre

Los europeos han mostrado su sorpresa ante el bloqueo político en Estados Unidos, que casi ha llevado al país a la quiebra. Pero si los partidos anti-europeos triunfan en las próximas elecciones europeas, la Unión podría enfrentarse a una situación similar.

Publicado en 21 octubre 2013 a las 15:46

Los europeos se han quedado sorprendidos y consternados por el cierre del Gobierno y la casi total paralización de Estados Unidos. Quizá incluso llegaron a sentir cierta alegría por el mal ajeno. Después de todo, los líderes europeos han sido vilipendiados y despreciados por su política global suicida en la eurozona disfuncional durante los últimos años, llevando una y otra vez sus respectivas economías al borde del precipicio para retroceder justo antes de que se abriesen los mercados.

Sin embargo, Europa podría vivir su propia versión del cierre, no tan dramática como la del Gobierno estadounidense, pero sí por causas similares. Al igual que el Tea Party ha convertido al Congreso en una institución paralizada que se odia a sí misma, una alianza de los partidos antieuropeos podría hacer que Europa viviese su propia versión de “paralización” si consiguen suficientes votos populares en las elecciones europeas del próximo año. Las elites europeas, y cualquier ciudadano que se preocupe por el destino de la UE, harían bien en empezar a imaginar ese escenario.

Estados Unidos y la UE comparten una característica: son, utilizando la jerga de la ciencia política, “regímenes combinados”, con una sólida separación de poderes y numerosos controles y equilibrios. Eso es positivo para los que desean que las leyes estén basadas en un amplio consenso, y para que se evite generalmente eso que James Madison denominó "inestabilidad pública". A diferencia del modelo Westminster, los regímenes combinados facilitan que un número relativamente pequeño de representantes políticos veten el cambio. También son menos transparentes; además, resulta más difícil responsabilizar a alguien, ya que la culpa por politiquear siempre se puede eludir.

Una institución influyente

El Parlamento Europeo, aunque nunca ha sido una institución muy querida, tenía hasta hace muy poco muchas más probabilidades de hacer honor al ideal estadounidense, por la simple razón de que la mayoría de sus miembros tenían al menos dos cosas en común: eran abiertamente partidarios de la UE, y estaban deseosos de conservar los poderes parlamentarios que tanto les había costado conseguir y, si era posible, incluso ampliarlos.

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El Parlamento se ha convertido en una institución mucho más influyente de lo que piensa la mayoría de los europeos, y no solo en temas importantes como puede ser la protección de datos. Como ha señalado el profesor de la Escuela de Economía de Londres, Simon Hix,, aproximadamente el 25% de las enmiendas a la legislación propuestas por el Parlamento Europeo terminan en leyes, más que ningún otro Parlamento nacional.

[[Los proyectos para convertir la UE en una institución más democrática se han centrado con frecuencia en concederle más poderes a los miembros del Parlamento Europeo, basándose en la ingenua asunción de que el Parlamento siempre sería automáticamente pro-europeo]]. Pero ¿qué sucedería si este estuviese dominado por una versión europea del Tea Party, un grupo que afirma que el Gobierno en sí es el problema? El primer ministro italiano, Enrico Letta, advirtió en una entrevista concedida al New York Times esta semana que los partidos mayoritarios pro-europeos deben ganar al menos el 70% de los escaños para evitar una "legislatura de pesadilla".

Destructivos y contradictorios

Las advertencias de Letta se parecen mucho a la clase dirigente de la UE que confirma las mismas razones por las que los populistas la condenan: los votantes se merecen más democracia, siempre y cuando siga siendo una democracia sin verdaderas opciones, este es el argumento con que atacarían los populistas. Por esa razón, es importante tener claro dónde radica exactamente el peligro. No todos los partidos que critican el euro están en contra de la UE (piensa en la Alternativa para el partido alemán). Sin embargo, un número significativo de partidos realmente antieuropeos son simplemente destructivos y padecen serias contradicciones. Reclaman una legitimidad democrática basándose en los votos que recibieron en las elecciones al Parlamento Europeo, pero al mismo tiempo niegan que este sea democrático. Lo único que quieren es acabar con todo (pero si es posible conservar el dinero y el prestigio que acompaña a esa labor).

Un brillante estudio realizado por Marley Morris ha demostrado que los antieuropeos trabajan muy poco en la legislatura y prefieren lucirse en las sesiones plenarias; El Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) es un maestro en esos menesteres. Muchos de esos partidos, concentrados en el grupo de Europa de la Libertad y la Democracia (ELD), una especie de Internacional de nacionalistas, ofrecen una plataforma política nada coherente.

El Frente Nacional de Marine Le Pen (líder en los sondeos franceses para las elecciones europeas de mayo de 2014), y el partido anti-islamista y anti-inmigración de Geert Wilders en los Países Bajos, están intentando forjar una alianza pan-europea y antieuropea. Ellos podrían hacer juntos una campaña más efectiva, pero también es posible que consigan que las cosas sean incluso más caóticas: algunos partidos populistas no quieren tener nada que ver con el racismo que se les asocia. Por un lado, esa incoherencia es positiva, al igual que saber que incluso en la extrema derecha, las alianzas se han roto frecuentemente.

Por esa razón, a menos que se quiera una UE disfuncional, los ciudadanos europeos deben reflexionar bien antes de votar a esos partidos, ya que no conseguirán una política diferente, sino la parálisis. Hay alternativas reales, incluso para la austeridad, y hay un amplio espectro de opciones, tanto de la derecha como de la izquierda, en el Parlamento, más incluso que en los parlamentos nacionales. Es legítimo democráticamente querer protestar, pero también es importante tomarse seriamente el asunto del voto. El cierre es cosa de adolescentes políticos, no de adultos.

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