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Las élites económicas sostienen al euro

En las próximas elecciones al Parlamento Europeo, la presencia de los partidos en contra del euro podría ser más fuerte que nunca. Pero a menos que empiecen a trabajar juntos, no podrán poner en duda la moneda única, que cuenta con el apoyo de las élites económicas europeas, unidas por un mismo interés.

Publicado en 22 octubre 2013 a las 12:11

En el diario De Volkskrant del 2 de octubre de 2013, Frits Bolkestein [excomisario europeo y expresidente del partido liberal neerlandés VVD] expresa su descontento con respecto al euro. “La unión monetaria es un fracaso. El euro ha resultado ser un somnífero que ha incitado a los países deficitarios a soñar con un dolce far niente, en lugar de preocuparse por su propia competitividad. El resultado es una unión de transferencias, que corre el riesgo de instaurarse de modo permanente. Se suponía que la unión monetaria iba a favorecer la amistad entre los pueblos. Y sin embargo, a la canciller alemana Angela Merkel la comparan con Hitler en los países con altos déficits. Países Bajos ha caído en la trampa y ya no sabe cómo salir de ella”.

Según Frits Bolkestein, el hundimiento del euro es inevitable y necesario. Sin embargo, esta perspectiva no es ni deseable ni probable. Si he llegado a esta conclusión, no es únicamente porque ahora se adoptan a una velocidad fulgurante medidas de rescate que refuerzan el poder de las instituciones europeas, como por ejemplo, la prueba de conformidad que se aplica a los presupuestos nacionales de los países miembros, o el refuerzo y el perfeccionamiento del Tribunal de Cuentas de la UE, o incluso la creación de un fondo europeo de estabilidad financiera permanente. Unas iniciativas que eran inconcebibles tan sólo hace 5 años.

Las empresas apuestan por Europa

Si pienso que la Unión Europa seguirá avanzado por el camino de la unificación política, como ya lo preveía Helmut Kohl en 1991, también es porque ha surgido una élite económica europea. Con las investigaciones que realicé junto a Eelke Heemskerk sobre la creación de una red europea integrada por los capitanes de la industria europeos, llegamos a la conclusión de que las empresas habían apostado desde hace tiempo por una Europa única. Este proceso es algo manifiesto desde finales de los años setenta.

A partir de entonces, se multiplicaron las relaciones entre las empresas europeas, una tendencia que se refuerza en el siglo XXI. Además de los ejemplos de negociaciones especialmente entabladas y de las mesas redondas, constatamos que de 2005 a 2010, la atribución de dobles funciones internacionales (nombramientos en los consejos de administración de dos países) es un fenómeno que aumenta dentro de las grandes empresas europeas (las 300 primeras de la clasificación del índice Eurofirst). De hecho, el número de esas dobles funciones pasa de cerca de 300 a cerca de 400.

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En cambio, el vínculo de las empresas al otro lado del Atlántico con el extranjero pierde firmeza. [[Europa es la única esfera económica en la que la élite económica se encuentra cada vez más unida]]. No menos del 42% de las grandes empresas internacionales identifican posibilidades de crecimiento y de adquisiciones en Europa. Para cerca de un tercio de estas empresas, Europa Occidental será el destino de preferencia para las fusiones y las adquisiciones en los dos próximos años. En Europa continental, Alemania es la favorita (62%), seguida de lejos por Francia (22%) y Países Bajos (21%).

Los partidos populistas, divididos

Frits Bolkestein en cierto modo tiene algo de razón. Al basarse en los créditos asequibles concedidos en el marco de la eurozona, los países del sur de Europa han vivido durante años por encima de sus posibilidades. Pero Alemania y Países Bajos, seguidos con ciertas reticencias por Francia, han llamado al orden a estos países. Las reformas y las medidas de rigor aplicadas en Grecia, Italia y España son draconianas.

España parece que ha logrado retomar la vía del restablecimiento económico. “La economía española sale prudentemente de la crisis” recogía en sus titulares De Volkskrant el 10 de octubre. Ahora, el sector bancario español se encuentra bajo vigilancia europea y el sector público español también parece haber pasado a una fase de saneamiento. Además, si España sale de esta crisis, Italia tiene todas las posibilidades de lograrlo también. En este sentido, el declive de Berlusconi es un síntoma prometedor.

Podemos dar marcha atrás y firmar el fin del euro. Es lo que preconizan la derecha radical y la izquierda radical en muchos países europeos. Aún no han acabado las dificultades para las élites políticas de los distintos países, porque existe un poderoso sentimiento antieuropeo. En todos los países, ese sentimiento se traducirá en el éxito electoral permanente de los partidos en contra de Europa. Pero los populistas, que se encuentran muy divididos, seguirán impotentes mientras siga unida la élite económica de Europa. Podría ocurrir que Grecia se viera obligada a salir de la unión monetaria. Pero mientras la unión monetaria siga existiendo, el euro no corre ningún peligro.

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