Líderes de la UE en un Consejo Europeo en junio de 2013.

Un elogio a las reuniones a puerta cerrada

Con frecuencia, se considera que la falta de transparencia en las negociaciones de Bruselas es la causa del déficit democrático de la UE. Sin embargo, para el “mejor conocedor de la UE”, el historiador Peter Ludlow, tras las reuniones a puerta cerrada se encuentran los fundamentos de la toma de decisiones de los líderes de la UE.

Publicado en 12 noviembre 2013 a las 16:47
European Council  | Líderes de la UE en un Consejo Europeo en junio de 2013.

Thatcher le regala su mejor sonrisa todos los días, al igual que hacen Kohl, Adenauer, Monnet, Schuman y Mitterrand. Obviamente desde sus amplias estanterías, ya que Peter Ludlow, ese hombre al que el Financial Times llamó el “mejor conocedor de la UE”, no tiene contacto directo con el más allá. Sin embargo, lo que hace le proporciona un acceso único a los principales líderes europeos, tanto en Bruselas como en las principales capitales de Europa. Desde su estudio, decorado con alfombras persas y omnipresentes montones de papeles, Ludlow, de 74 años, ha sido durante muchas décadas el único cronista de las cumbres de la UE. Redacta informes gruesos de 40 o 50 páginas, llenos de detalles y anécdotas importantes que leen ansiosamente los informadores normales: los primeros ministros de los países más pequeños, los diplomáticos de Bruselas, los funcionarios públicos de la UE y los periodistas.

¿Son entretenidas las cumbres de la UE?
“Algunas cumbres son sumamente aburridas, especialmente las "tour de tables", es decir, las rondas de intervenciones obligatorias en las cuales cada primer ministro tiene que expresar su opinión. No todos los líderes tienen un don para la oratoria. No obstante, una cumbre sigue siendo un acontecimiento de gran relevancia. Cuando aproximadamente 30 primeros ministros, presidentes y otros líderes europeos vienen a Bruselas, no pasan dos días holgazaneando. En ocasiones el debate adquiere un tono frenético, y queda de manifiesto que Merkel y el presidente del BCE, Mario Draghi, son los que sientan las bases de la política. Además, obviamente hay muchas más reuniones privadas en los pasillos, durante las cuales los líderes establecen acuerdos entre ellos”.
[[La parte más importante de una cumbre de la UE, la cena de los líderes, es un asunto a puerta cerrada. No hay secretarias de actas tomando notas del debate]], ya que eso solo serviría para que los líderes se mostrasen muy cautelosos y frustraría las negociaciones. Aunque se transmiten notas personales de un primer ministro, mensajes de texto confidenciales y mensajes por correo electrónico desde el comedor a los colegas más íntimos a través de sus smartphones, no se elabora un informe literal del debate celebrado durante la cena del cual se pueda responsabilizar a un líder.

La transparencia no es mayor en las sesiones de trabajo formales de los líderes gubernamentales que se celebran (antes de cenar). Sin embargo, las secretarias de actas del Secretariado del Consejo Europeo, el cual organiza las cumbres, asisten a esas sesiones. Redactan informes casi al pie de la letra, y se turnan para entrar en la sala adyacente donde las esperan ansiosamente los consejeros de los embajadores de los países de la UE. Lo que sucede después se parece mucho a ese antiguo juego chino de los susurros: la secretaria de actas informa al consejero, este a los diplomáticos de más alto cargo, quienes a su vez informan a sus funcionarios diplomáticos, después de lo cual la prensa empieza a poner en funcionamiento su maquinaria. Al igual que sucede en el juego, el mensaje final difiere considerablemente del original. El único documento público son las conclusiones que se acuerdan durante la cumbre, entre las que se incluyen sus decisiones.

¿No resulta un poco extraño que las decisiones cuyas consecuencias afectan a 500 millones de europeos se tomen a puerta cerrada?
“Bueno, en realidad las considero muy abiertas y accesibles. Un buen periodista sabe encontrar la forma de acceder a ellas. Obviamente, al final de la cumbre, Rutte intentará vender la historia holandesa y Holanda la francesa, pero uno puede adquirirlas libre y fácilmente”.

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Se tiene la impresión de que todas las cumbres son un éxito y todos los líderes unos ganadores, aunque eso diste mucho de la realidad.
“Eso también sucede a nivel nacional. En Londres, durante el último Gobierno laborista, se tenía la impresión de que el primer ministro Blair y el canciller Brown asistían a diferentes reuniones. Por supuesto, a los 28 líderes de la UE les gusta mostrar lo importantes que son. Pero no hay falta de transparencia en Bruselas. Lo que sí hay es tantas fisuras como intereses. Cuando llegué a Bruselas a finales de los años setenta, un colega me dijo: “Si en un memorando dice ‘confidencial’, es mentira. Si dice ‘altamente confidencial’, puedes estar seguro de que todo el mundo sabe lo que contiene. Lo que te interesan son esos documentos que no ponen nada, y para eso se requiere de tiempo y de buenas fuentes”. Esa es la ventaja que tengo yo: dispongo de tres o cuatro semanas para escribir mi historia, mientras que un periodista solo dispone de tres o cuatro horas”.

Una vez más: ¿Por qué no son públicas las cumbres de la UE?
“El aislamiento es parte de la estrategia, y tiene la finalidad de dejarle claro a los líderes que ellos —y solamente ellos— son los responsables de las decisiones. ¡‘No pueden recurrir a su mama!’”.

En raras ocasiones, se les permite llamar a un consejero durante un minuto o dos. El ex primer ministro británico Major, que no se caracterizaba precisamente por su confianza en sí mismo, será siempre recordado por el hecho de que en cierta ocasión ocultó a su consejero debajo de la mesa. Un hombre pequeño. Físicamente, al menos. Los demás líderes se pusieron furiosos cuando le descubrieron.

“Además, [[la confidencialidad es necesaria para tomar decisiones. No se puede gobernar un país, y mucho menos la UE, públicamente]]. Si hay cámaras, no funciona; los políticos tienen que negociar sin obstáculos. Una cumbre de la UE no es un Parlamento; es el Gobierno de Europa”.

¿Hay una gran diferencia entre las conferencias de prensa de los primeros ministros al final de la cumbre y su reconstrucción?
“Totalmente. Si escuchas a Cameron, Hollande, o a su predecesor Sarkozy, tienes la impresión de que era el hombre más importante de la sala, que todo el mundo bailaba al son de su música. Esa es la imagen que quieren mostrar en sus países. Es increíble cómo esos hombres tan pequeños se engrandecen a sí mismos, seguidos y creídos por periodistas que ellos han escogido cuidadosamente, a los cuales les permiten sentarse en primera fila y hacerles preguntas. Un periodista francés muy famoso escribió en cierta ocasión que Sarkozy había salvado el euro, y que Merkel hacía todo lo que él le dijese. Bueno, si alguien cree eso, entonces es que es capaz de creer cualquier cosa. Las conferencias de prensa de Merkel son mucho más útiles. Ella es mucho más inteligente que todos los hombres que se sientan en la mesa y, además, conoce perfectamente sus carpetas. No tiene que presumir de que ha ganado. Simplemente gana”.

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