El primer ministro kosovar Hashim Thaçi durante una conferencia de donantes, en Bruselas en 2008.

¿Tan ciega ha estado Europa?

La publicación el 15 de diciembre de un informe del Consejo Europeo que acusa a los dirigentes kosovares de tráfico de órganos pone en tela de juicio la actitud condescendiente de la UE con el primer ministro Hashim Thaçi y los antiguos separatistas albaneses.

Publicado en 17 diciembre 2010 a las 13:13
El primer ministro kosovar Hashim Thaçi durante una conferencia de donantes, en Bruselas en 2008.

En su informe, el senador suizo Dick Marty, que saltó a la fama por haber sido el primero en desvelarla existencia de cárceles secretas de la CIA en la que estaban retenidos supuestos terroristas, “acusa al primer ministro y a varios responsables gubernamentales, antiguos miembros del UÇK (Ejército de Liberación de Kosovo), de ser directamente responsables de tráfico de órganos”, explica Le Monde.

Marty “afirma haber identificado seis lugares de detención en Albania en los que se asegura estuvieron retenidos serbios de Kosovo o albaneses pro serbios. Se presume que estos lugares siguieron funcionando tras la capitulación de los serbios (ante la OTAN) en junio de 1999”. Esta situación, prosigue el diario, “se cree continuó hasta que la OTAN desplegó su fuerza internacional. Una vez en Albania, los prisioneros eran “torturados” y a algunos de ellos se les extraían los órganos.

Apoyado por Berlín, París, Londres y Washington

No es la primera vez que Thaçi y sus hombres reciben acusaciones similares, señala Le Monde: en “La Cacería, los criminales de guerra y yo” (ediciones Héloïse d'Ormesson), publicado en 2008, la ex procuradora del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Carla del Ponte, “acusaba ya a miembros del UÇK”, entonces líderes de la lucha armada contra Serbia, de haberles extraído los órganos a cerca de trescientos prisioneros detenidos en Albania.

“¿Es esto posible? ¿Es posible que, bajo las órdenes del primer ministro de un Estado europeo, puedan haber raptado a personas? ¿Que él les haya ordenado asesinar para poder recuperar los órganos de los cadáveres, como riñones, por ejemplo, destinados a clientes ricos de Alemania, Canadá, Polonia o Israel, que habrían pagado hasta 45.000 euros por la transacción?”, se pregunta a este respecto Tageszeitung. “¿Es posible que Hashim Thaçi, el primer ministro de Kosovo, al que Berlín, Londres, París y Washington le concedieron un apoyo tan unánime, deba su poder político a la riqueza acumulada gracias a actividades criminales?”

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Sea como sea, según el diario berlinés, “el informe de Dick Marty tendrá grandes consecuencias en el diálogo entre Serbia y Kosovo anunciado a bombo y platillo en Bruselas”. En efecto, explica “TAZ”, “ni un solo serbio aceptará sentarse a la mesa de negociaciones con Thaçi. Ahora bien, sin él es prácticamente imposible constituir un gobierno en Prístina después de las legislativas del 12 de diciembre”. Por otro lado, “si Eulex, la misión de la UE en Kosovo, quiere mantener su credibilidad, ahora debería dirigir una investigación imparcial sobre Thaci & Cía, algo que se ha abstenido de hacer hasta ahora. Porque muchos políticos albaneses son antiguos comandantes de la guerrilla y todavía disponen en la actualidad de grupos armados”.

La UE, acusada

Entonces, ¿cómo reaccionará Bruselas? Es difícil de decir: “en septiembre de 2010, el responsable de la sección ‘Crímenes de guerra’ de Eulex afirmaba justo lo contrario, o casi, que el informe de Dick Marty”, señala Le Temps. Según el policía finlandés Matti Raatikainen, no había “ninguna prueba” que sostuviese las acusaciones de tráfico de órganos lanzadas contra el entorno de Thaçi, recuerda el diario suizo.

Y sin embargo, añade el diario, “la Unión Europea lo sabe: todo lo que se revele sobre la implicación criminal de Thaçi la colocará en posición de acusada. ¿Cómo seguir exigiéndole a Belgrado el arresto del general serbobosnio, Ratko Mladic, todavía huido de la justicia? O, sobre todo, ¿cómo oponerse a quienes, como la joven política kosovar nacionalista Albin Kurti, piden la salida de Eulex por estar comprometidos con la élite en el poder?”.

El hecho de que el gabinete del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton, haya reaccionado ante el informe de Marty pidiéndole “venir con pruebas” dice mucho, estima Le Temps, según el cual “la UE apenas tiene alternativas. La independencia de Kosovo (que España, Rumanía, Grecia, Chipre y Eslovaquia todavía no reconocen), ratificada de común acuerdo con Estados Unidos, siempre ha sido para Bruselas como una pastilla amarga difícil de tragar en el camino hacia la futura integración de los Balcanes”.

Opinión

Enterrar el mito de la “guerra justa”

Neil Clark expone en The Guardianque los horribles abusos de derechos aparecidos en el informe del Consejo de Europa sobre el aliado de Occidente, el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), menoscaban la afirmación del ex primer ministro británico Tony Blair acerca de que la guerra de la OTAN con Yugoslavia de 1999 fue “una batalla entre el bien y el mal, entre la civilización y la barbarie, entre la democracia y la dictadura”. Sin embargo, si Occidente hubiera querido actuar de forma moral en los Balcanes y proteger al pueblo de Kosovo existían otras soluciones distintas a la guerra con los serbios, y opciones diferentes al respaldo del ELK, el grupo político más violento de Kosovo. Podrían haber apoyado verdaderas negociaciones entre los partidos o propuesto el levantamiento de sanciones a Belgrado en caso de encontrar soluciones pacíficas al conflicto de Kosovo. Clark concluye que fue tan inmoral como la Guerra de Irak de 2003. “Pero como la guerra de Irak ha sido desacreditada, es aún más importante para los defensores del “intervencionismo liberal” fomentar la idea de que Kosovo resultó en cierta manera un éxito. El informe del Consejo de Europa sobre los delitos del ELK dificulta mucho más la defensa de dicha postura”.

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