Marcha sobre Roma.

El fascismo al final de la horca

Las manifestaciones de "Forconi" [literalmente, los que portan horcas] que paralizan las ciudades italianas desde hace días han tomado por sorpresa a casi todo el mundo. Pero sus reivindicaciones no partidistas contra la austeridad y las élites enmascaran similitudes inquietantes con los principios del movimiento autoritario que llevó al poder a Mussolini.

Publicado en 13 diciembre 2013 a las 16:37
Marcha sobre Roma.

Aristócratas que van en Jaguar y campesinos. Patronos y obreros en paro. Camioneros bajo la lupa de Equitalia [agencia de recuperación de impuestos], nuevos ideólogos del fascismo y jóvenes de centros sociales de izquierda. Simpatizantes y exsimpatizantes de la Liga Norte y de Beppe Grillo. Antiguos miembros del Partido Democrático (PD) y detractores de su nuevo secretario nacional Matteo Renzi. Sindicalistas de base o exsindicalistas de la Confederación General Italiana del Trabajo (GCIL). Opositores al fisco e independentistas venecianos. Inmigrantes y ultras de equipos de fútbol.
El movimiento de los "Forconi" que barre actualmente Italia de norte a sur es un magma, una marmita en ebullición cocinando un batiburrillo de siglas y emblemas, políticos, sindicales o provenientes de diversos movimientos de contestación. No hay un color político claramente definido ni coordinación central o líder carismático para acaudillarlo. En suma, no es racional, sino "espontáneo", como sostienen la mayoría de sus representantes.
Sus figuras más visibles son ahora conocidas. Como Danilo Calvani, antiguo horticultor, o Lucio Chiavegato, ebanista de Verona y responsable de Life Venecia [una asociación de pequeños empresarios próximos a la Liga Norte]. Pero cada día emergen nuevos, y crecen como champiñones. Y actúan sin razones racionales, sin ideología, entre los que amenazan con quemar libros en Savona [norte], como lo hizo Hitler en mayo de 1933, y los que llegan hasta organizar un simulacro de ahorcamiento en la plaza del Loreto, en Milán, sobre el modelo de la ejecución del Duce Benito Mussolini.
La transversalidad, la no pertenencia política son las palabras al orden de esta curiosa forma de contestación que parece haber superado incluso al líder del Movimiento Cinco Estrellas, Beppe Grillo. No tienen órgano de pilotaje común. Los simpatizantes de extrema derecha, que tienen como orden cantar exclusivamente el himno nacional, se encuentran de este modo al lado de jóvenes tifosi [seguidores de clubes de fútbol] que entonan cantos hostiles a la policía. Deberían haber estado en Roma el día del voto de confianza [a favor del primer ministro Enrico Letta, el 11 de diciembre] pero, por cuestiones de organización, han preferido retrasar la "marcha" a los próximos días.

Hijos de la recesión

De Piedemonte a Apulia, pasando por Venecia arrasa un tsunami que no tiene ni pies ni cabeza y que, si nos dejamos guiar por los paralelismos históricos más atrevidos, presenta ciertas similitudes con las guerras de la Vendée que causaron furor en Francia en la época de la Revolución. Los chuanes eran un núcleo compacto de nobles provincianos, monárquicos, tradicionales y católicos. Aquí son los jefes de empresas que han tenido que echar el cierre por la crisis económica, como en la región de Vercelli [Piemonte], en la que se manifiestan tanto los patronos como los empleados de las explotaciones agrícolas.

Algunos pequeños empresarios que figuran en las listas de Equitalia se han visto abocado al suicidio. Y también quedan los niños de la recesión: según la OCDE, la tasa de paro de los jóvenes superó el 40,05% en septiembre y llegó al 41,2% en octubre en Italia. "La gente está convencida, durante las manifestaciones ganamos cada vez más adeptos. Todas las capas sociales se ven representadas, desde médicos a parados o empleados en baja técnica. Gente que se levanta a las cuatro de la mañana, que vuelve a casa a las diez de la noche y que ni siquiera llega a final de mes, porque no les queda ni un céntimo que valga en el bolsillo", afirma Luca Taddei del Collectivo 9 de Diciembre (que apoya la protesta de los Forconi).

La dificultad es frenar a los más extremistas, a los infiltrados. Es el caso de una ciudad como Turín, tal y como recuerdan algunos parlamentarios, que históricamente siempre fue la cuna de los movimientos contestatarios, radicalizados en los años setenta por las Brigadas Rojas. Se trata sobre todo de partidos políticos que quieren infiltrarse en las filas de los Forconi. Matteo Salvini, nuevo secretario de la Liga Norte [populista] ha conseguido llegar hasta Pirellone [la sede del Gobierno regional de Lombardía, en Milán] por los Cobas del latte [miembros del sindicato autónomo de los productores de leche].
Con un estilo más cercano al de Beppe Grillo, pidió a las fuerzas del orden que "se quitasen los cascos y se uniesen al pueblo" en la calle. Silvio Berlusconi, el líder de Forza Italia, que debía reunirse en Roma con una delegación de camioneros, decidió posponer el encuentro.

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