El primer ministro Alexis Tsipras ha jugado sus últimas fichas y el país ya está experimentando los resultados. Si tiene clara la idea de retornar al dracma entonces se comprenderá la lógica de sus tácticas - no para el país, no para la gente, sino para él personalmente. Si no, entonces tendrá que efectuar un giro radical antes de que sea demasiado tarde.
Tsipras tendrá que dirigirse al pueblo griego y admitir que ha sacado sus últimas fichas porque eso es lo que pensaba que querían y después explicar las pérdidas y ganancias de su estrategia. Tendrá que reunir el valor para aceptar cualquier propuesta que se presenta como una solución de último recurso. Y esto exigirá mucho coraje.
Cuanto más tiempo Tsipras deje pasar más se deteriorará la posición del país. Aquellos que quieren ver a Grecia recaer en el caos le estarán agradecidos. Los acorralados griegos que creen en falsas promesas y en falsa valentía también. Mientras tanto, sin embargo, Grecia seguirá cayendo por el abismo, y cada vez más rápidamente.
Tsipras tendrá que dirigirse al pueblo griego y admitir que ha sacado sus últimas fichas porque eso es lo que pensaba que querían y después explicar las pérdidas y ganancias de su estrategia.
Tsipras todavía tiene una ligera oportunidad de impedir que este acelerador histórico llegue a sus últimas consecuencias. Esto se hará más evidente si recibe una oferta más. No es del todo seguro de que algo así suceda.
En Bruselas y las otras capitales europeas, los representantes públicos han perdido completamente la confianza en él. Ha utilizado tantas palabras duras contra todos, y ha hablado tan negativamente sobre la posibilidad de un acuerdo que parece haber quemado todos los puentes.
Incluso si recibe una nueva propuesta, ¿Quién va a creerle para dejarle la responsabilidad de desarrollar todo acuerdo? Por otra parte, si su objetivo es salir librado como un héroe de la izquierda, desgraciadamente se ha topado con una forma muy costosa y destructiva para hacerlo.
Los europeos deben entender que Grecia es más que Tsipras; y que el pueblo griego no se ha vuelto loco de repente. El hecho de que el electorado haya terminado votando a un político como Tsipras sugiere que ciertas instituciones o actores clave han cometido algunos errores fatales.
Tsipras es consciente de esto, y está explotando la desesperación de la gente, estimando que una gran proporción de los ciudadanos está dispuesto a admitir cualquier cosa - incluso un retorno al dracma. El resultado es que ahora estamos a medio camino de salir del euro. En caso de que Tsipras reciba y luego rechace una nueva propuesta, Grecia estará fuera.
Si la gente vota "sí" el domingo, habrá muy poco tiempo para revertir esta tendencia. Si nuestros socios no son capaces de darse cuenta de ello, los ciudadanos será presa de las fuerzas destructivas.