En la pipa de agua: "Acuerdo sobre los refugiados".

Nada nuevo en el frente turco

Mientras que Angela Merkel y algunos responsables de la Unión Europea visitan un campo de refugiados sirios en Turquía, el politólogo Cengiz Aktar examina el avance del acuerdo de repatriación de refugiados y del proceso de adhesión turco a la Unión. Contrariamente a lo que afirman Ankara y Bruselas, ni uno ni otro están realmente avanzando.

Publicado en 29 abril 2016 a las 10:19
En la pipa de agua: "Acuerdo sobre los refugiados".

Desde el otoño pasado, las partes implicadas en el juego entre la UE y Turquía se han involucrado en una relación inmoral y las discusiones bilaterales y multilaterales acontecen una tras otra a un ritmo no visto desde hace seis o siete años.

Los europeos tomaron una decisión al final del verano pasado: “Los refugiados y los asilados políticos provenientes de Siria y de otros países entran a la UE a través de Turquía. Este inmenso desplazamiento poblacional es incontrolable y solamente puede ser detenido por Turquía. Debe hacerse todo lo posible para que eso se produzca”.

¿Qué entendemos por “todo”? Eso comprende: darle dinero a Turquía; asegurarse de que Turquía vuelva a admitir a los asilados políticos rechazados; repatriar a los refugiados directamente desde Turquía; evitar que más refugiados entren en Turquía; fingir que se reactiva el proceso de admisión de Turquía a la UE; prometer a los ciudadanos turcos que estarán exentos de visado a partir del mes de junio; hacer la vista gorda ante el aumento de violaciones a los derechos humanos en Turquía; apoyar de forma directa o indirecta al régimen turco.

Esta estrategia está en marcha desde octubre de 2015. Sus resultados hasta hoy son los siguientes:

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Promesa de financiación: De los 3,000 millones de euros prometidos, solo 187 han sido realmente depositados. El problema principal reside en la falta de medios para evaluar las necesidades y elaborar los proyectos que impliquen a organizaciones gubernamentales (ACNUR – Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados) y a las ONG. Además, dos postulados fundamentales para la ayuda financiera – la educación para los niños sirios y los permisos de trabajo para los refugiados sirios – son irrealistas, debido a las carencias del sistema escolar y del mercado laboral turcos.

Readmisión: En 2015, solamente 7,500 refugiados sirios fueron acomodados desde Turquía en los países europeos. Recientemente, 32 lo fueron en Alemania, 11 en Finlandia y 31 en los Países Bajos. Hoy, Alemania intentará que esta operación tome fuerza para llegar al objetivo de 72,000 refugiados: ¡totalmente irrealista!

Deportación: Grecia ha reenviado a Turquía a cerca de 300 migrantes, la mayoría pakistaníes y afganos, que no hicieron la solicitud de asilo en Grecia en virtud del acuerdo de readmisión con Turquía.

Bloqueo de nuevas oleadas de refugiados: Uno de los aspectos del acuerdo que están más en contra de la ética es el que tiene por objetivo hacer más difícil para los sirios y para los ciudadanos de otros países obtener asilo en Turquía, y a causa de ello, Turquía es obligada a imponer visados a ciertos países. No obstante, a los refugiados no les interesan los visados, cuyo efecto es volver un poco más complicada la entrada a un país, de todas formas los refugiados encontrarán siempre una manera de ingresar. A principios de abril, decenas de miles de nuevos refugiados llegaron a Turquía tras la ofensiva del Estado Islámico (EI).

Reapertura de las negociaciones de adhesión: En diciembre pasado, una carta de la Comisión Europea dirigida al primer ministro Ahmet Davutoğlu fue publicada en la prensa turca. Cinco de los seis capítulos a los que Chipre había aplicado su derecho de veto unilateral eran mencionados como capítulos que podrían ser potencialmente reabiertos. Se trata de los capítulos de energía, del poder judicial y los derechos fundamentales, de la justicia, de las libertades y la seguridad, de la educación y la cultura, y de la política de defensa y extranjera. Finalmente, ninguno de esos capítulos fue abierto, y uno solo lo será en junio: el que trata de las disposiciones financieras y presupuestarias.

En diciembre, el capítulo acerca de la política económica y monetaria fue abierto. Ese capítulo es el del euro, al que Turquía no se unirá en el futuro cercano. Y el capítulo de las disposiciones financieras y presupuestarias concierne a la contribución de Turquía al presupuesto de la UE una vez que sea uno de los Estados miembros. En otras palabras, estamos en la ciencia ficción…

No es cuestión de abrir capítulos; no hay coherencia entre esos capítulos, las garantías comunitarias en su conjunto [el corpus normativo europeo] y las políticas del Gobierno turco. Para darse cuenta del poco progreso hecho en los 14 capítulos negociados, es suficiente con comprobar las negociaciones en curso para los otros 14 capítulos. Uno de ellos corresponde al medio ambiente y sin embargo, la naturaleza es alegremente destruida en Turquía y los ecologistas son violentamente golpeados en cuanto comienzan a protestar.

El informe acerca del progreso de Turquía, que la Comisión amablemente publicó después de las elecciones del 1 de noviembre para no molestar al presidente Erdoğan, muestra como las reglas, los estándares y los principios de la UE no se reflejan en la vida personal y social de los turcos.

Vengamos al engaño principal: quedan 4 capítulos que no han sido bloqueados por Chipre y que todavía pueden abrirse porque Francia retiró su veto. Uno de ellos se refiere a las disposiciones financieras y presupuestarias. Pero los otros tres también son capítulos de grandes proporciones: política de la competencia comercial, contratos públicos y política social, y empleo.

¡Y en esta ocasión es Ankara la que bloquea! ¿Por qué? ¡Porque cumplir los “criterios de apertura“ de estos capítulos va contra sus propios intereses! A continuación lo que dice ese informe:

Política de competencia: “Turquía esta moderadamente preparada en el ámbito político de la competencia comercial. Ha habido progreso, particularmente para prevenir situaciones de monopolio y a la política de fusiones, ámbitos en los que la legislación está ampliamente alineada [con la legislación europea] y las autoridades antimonopolio siguen cumpliendo su rol eficazmente. De todas maneras, No hay ningún progreso en cuanto a la política de ayudas de parte del Estado. La entrada en vigor de los decretos de aplicación de la ley de ayudas del Estado ha sido pospuesta por tercera vez. Durante el año que viene, Turquía deberá principalmente: poner en marcha la ley acerca de las ayudas del Estado sin retraso para asegurarse que los criterios pueden ser medidos de manera eficaz y que estén alineados con el derecho adquirido [comunitario]. De igual manera, Turquía tiene que hacer un inventario actualizado".
El Gobierno no quiere modificar la política de ayudas públicas, que deforma la competencia comercial y por lo tanto ese capítulo no puede ser abierto.

Contratos públicos: “Turquía está moderadamente preparada en este punto, un sector que potencialmente podría ser incluido en una Unión aduanera modernizada y extendida. Importantes fracturas permanecen respecto a su alineamiento con el derecho comunitario, y los contratos públicos son particularmente vulnerables a la corrupción. Ha habido progreso durante el año anterior, particularmente para reforzar la capacidad de Turquía para aplicar y fortalecer estas reglas. De todas maneras, las nuevas enmiendas del marco legal de contratos públicos han alejado todavía más la legislación turca del derecho de la UE.

Durante el año próximo, Turquía deberá principalmente: revisar su legislación de contratos públicos para poder alinearse con las directivas europeas de 2014, poniendo particular atención a las de servicios públicos y licencias, y a aumentar la transparencia; comenzar a abolir las excepciones que contradicen el derecho comunitario, como está previsto por el plan de acción para la adhesión a la UE, y eliminar las medidas restrictivas, como las tarifas ventajosas y las compensaciones”.

El obstáculo principal para la apertura del capítulo de los contratos públicos es el hecho de que el Gobierno turco se niega a aceptar que las empresas europeas participen en las licitaciones de contratos públicos (que representan 45000 millones de euros anuales), porque eso haría entrar a la competencia, aportaría conocimientos y bajaría los precios. El Gobierno quiere seguir teniendo la mano sobre las atribuciones, porque ellas constituyen una herramienta eficaz para el clientelismo.

En el capítulo de las políticas sociales y del empleo: “Turquía está moderadamente preparada para este capítulo. Ha habido progreso durante el año anterior, sobre todo en la legislación de la salud y la seguridad. Durante el año que viene, Turquía debe principalmente: eliminar obstáculos como el criterio de la doble mayoría para la representatividad de los sindicatos, que dificulta el diálogo social; reforzar la legislación de salud y seguridad; aumentar la protección social, la inclusión social y las políticas de lucha contra la discriminación, con la meta de asegurar un trato igual para todos”.

Desde el golpe de estado de 1980, el sindicalismo ha sido destruido en Turquía. Hoy, recibe el tiro de gracia. Ni el sector público, ni el sector privado pueden convencerse de la importancia de los sindicatos, un aspecto en el que la UE insiste mucho, como también insiste sobre la seguridad y la salud en el lugar de trabajo, la disminución de los criterios de representatividad de los sindicatos para firmar acuerdos colectivos, y el derecho a huelga de los trabajadores del sector público. De su lado, Ankara hace todo por evitar que este capítulo sea abierto a las negociaciones.

En resumen, la situación paradójica según la cual las relaciones con la UE han entrado en una nueva fase gracias a la crisis de refugiados se ha revelado a través de la resistencia de Ankara a la apertura de los tres capítulos mencionados más arriba por medio de la incoherencia política, financiera, interna y técnica en comparación con la armonización europea.

Exención de visados: Un componente vital del acuerdo acerca de los refugiados. La parte turca ha comenzado a dar señales de nerviosismo en días anteriores y ha literalmente amenazado a la UE con represalias si los visados no son abolidos. Hay 72 condiciones extremadamente estrictas a las que Turquía tiene que ajustarse. El segundo informe de seguimiento acerca del nivel de cumplimiento de estas condiciones fue anunciado a principios de marzo en Bruselas. Como todo texto escrito en un lenguaje diplomático, hace honor al progreso efectuado, pero insinúa que todavía hay mucho camino por andar antes de cumplir con todas la condiciones. Incluso si Turquía puede satisfacerlas todas, la presencia de ciudadanos turcos en el Estado islámico, de refugiados turcos denunciando persecuciones y de los desempleados turcos, es suficiente para mantener el régimen de visados.

Vigilancia de los derechos humanos: El principal componente contrario a la ética en la negociación entre la UE y Turquía es la manera en la que Europa consiente las violaciones de los derechos humanos en Turquía, simplemente dando la espalda. Dichas violaciones aumentan a una velocidad vertiginosa. Tuvimos el ejemplo más claro cuando, interrogado acerca de la toma de control del grupo editorial Zaman por el Gobierno turco, el ministro del Interior alemán Thomas de Maizières ha categóricamente afirmado: “Nosotros no somos el árbitro de los derechos humanos”.

Finalmente, y de manera algo curiosa, todos esos eventos negativos han conducido a un resultado positivo: tan pronto como el Gobierno turco renuncie a convertir a Turquía en un país miembro de la UE, entonces tendrá el apoyo total de Europa.

Debo subrayar que la ”amistad” de la que habla la Unión, indica que no considera la adhesión de Turquía en el futuro próximo. ¡Turquía nunca es mencionada en el párrafo de la ampliación de la UE para el periodo que va del 1 de enero al 30 de junio de 2017!

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