Ideas Medios de comunicación y cambio climático
Rueda de prensa de Laurent Fabius, presidente de la COP21 y de Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, en la Conferencia del Clima en París, en diciembre de 2015.

Una cuestión que no podemos ignorar

Un año después de la firma del Acuerdo de París sobre el clima y mientras los debates sobre cómo implementarlo prosiguen en Marruecos, la cobertura de temas relacionados con el calentamiento global por parte de los medios no está a la altura. Así lo afirma uno de los actores de la COP21.

Publicado en 17 noviembre 2016 a las 11:47
Arnaud Bouissou/MEDDE  | Rueda de prensa de Laurent Fabius, presidente de la COP21 y de Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, en la Conferencia del Clima en París, en diciembre de 2015.

Si queremos realmente entender lo que está en juego en la COP22, hay que empezar con la Decisión 17 del Acuerdo de París, que 195 países aprobaron por unanimidad el 12 de diciembre de 2015. Nos muestra la magnitud de los esfuerzos que los países tendrán que hacer para para cumplir con sus contribuciones nacionales para combatir el cambio climático. El documento dice que las diferentes contribuciones “no son compatibles con los escenarios [...] para mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 ºC”. Nos enfrentamos ahora a una tarea colosal. Si todos los Estados cumplen todos sus compromisos climáticos entre 2020 (cuando el acuerdo entra en acción) y 2030, emitiremos 55 gigatoneladas de gases de efecto invernadero (GEI) en 2030.

Aunque para esta fecha, los niveles de emisión deberían estar alrededor de las 40 gigatoneladas si lo que pretendemos es que el aumento de la temperatura se mantenga por debajo de los dos grados – un exceso de 15.000 millones de toneladas de GEI.

Y esto teniendo en cuenta que todos los Estados cumplan con sus compromisos de París. Hablando claro, la COP21 ha relanzado la acción internacional y es un gran paso hacia delante tras los fracasos de Kioto y la debilidad de los resultados de Copenhague. Pero el trabajo duro no ha hecho más que empezar. ¿Cómo deberíamos informar sobre ello?

Rara vez he visto que los medios de comunicación mencionen la Decisión 17, a pesar de que hay cientos de artículos que abordan el cambio climático. Sirva mencionar ‘únicamente tres ejemplos, tenemos los artículos de The New York Times del año pasado sobre la sequía de California. Este verano Le Monde publicó un informe preocupante sobre la sequía y la desertificación en Irán. Y, en tercer lugar, el fascinante reportaje de Elizabeth Kolbert en The New Yorker sobre la aceleración del deshielo de glaciares en Groenlandia.

Estas muestras regionales son vitales, pero tenemos que considerar el cambio climático a escala global. Si no, se nos escapará la característica principal, que es la manera en la que los factores interactúan.

Durante la COP21, organizamos un encuentro entre Valérie Masson-Delmotte, ahora copresidenta del Grupo I del IPCC, y un grupo de editores medioambientales de medios de comunicación internacionales.



Tras el debate, Valerie me habló de los datos científicos que aparecen en el Quinto Informe del IPCC (2013, Grupo I) en relación a la permanencia del CO2 en la atmósfera. “No se trata de 100 años, como se repite a menudo, sino de 1000 años”, me dijo. Pensé que le había oído mal, pero es lo que en realidad el infográfico publicado por el sitio web Only Zero Carbon muestra. El 20% del CO2 emitido a la atmósfera seguirá ahí dentro de 1000 años. Estamos causando ahora daños irreparables. Tenemos todas las herramientas que necesitamos, pero para acelerar nuestra toma de conciencia tenemos que repetirlo y repetirlo continuamente.

El cambio climático es la madre de todos los problemas, pero el tratamiento que la prensa hace del mismo es a pesar de ello muy característico.
Media Matters publicó en marzo de 2016 un informe en el que analiza las principales cadenas de información de Estados Unidos “How Broadcast Networks Covered Climate Change in 2015” (Cómo cubrieron las cadenas de información el cambio climático en 2015). Recoge los temas generales que cubren los medios de comunicación: tiempo extremo, vida vegetal y animal, economía, salud pública, seguridad nacional, y otros acontecimientos.

Todos los temas que recibieron una amplia cobertura estaban vinculados a las instituciones: COP21, la encíclica Laudato Si del Papa Francisco, los planes de la administración Obama para reducir la emisión de GEI, su veto al oleoducto de Keystone… Los medios de comunicación cubren masivamente un tema cuando los líderes se involucran o cuando se publica un informe. Las ONG lo han entendido bien, se multiplican los informes sobre el cambio climático, combustibles fósiles, extinción de animales etc. Y a menudo están de esos temas sobre los que se informa.

Hace algunas semanas, medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco del Informe Planeta Vivo de WWF sobre poblaciones vertebradas – peces, pájaros, mamíferos y reptiles – que han caído un 58% entre 1970 y 2012, de Estados Unidos hasta la India.


Dimensión planetaria



Paradójicamente, aunque los grandes eventos políticos están cubiertos, es mucho más raro ver el trabajo que se realiza sobre documentos publicados por administraciones públicas. Los medios de comunicación han dejado de lado ampliamente el catálogo de la plataforma en línea NAZCA, que alimenta Naciones Unidas, que recoge los 11.000 compromisos que han hecho más de 2.300 localidades, 2.290 empresas y 448 inversores para luchar contra el cambio climático. Y aun así esta era una de las innovaciones que salieron de París.

Más relevante aún es que el Acuerdo de París se basa en los esfuerzos realizados voluntariamente por los estados para reducir las emisiones de GEI o gases de efecto invernadero, a través de las conocidas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Representa el “conformarse con lo que hay” de las estrategias de negociación sobre el clima: cada parte contribuye según su disposición y sus medios, sin ninguna obligación. Los organizadores esperan que las partes se avergüencen de presentarse con las manos vacías y que eso motive a todos para cumplir con los objetivos. Los compromisos, que varían mucho según países, se presentan como estrategias nacionales con objetivos numéricos.
Las noticias que describen cada contribución muy rara vez mencionan los documentos originales.

Esos documentos se encuentran fácilmente accesibles en la página que la CMNUCC creó para la ocasión. Deberíamos estudiarlos y preguntar a los ministros de Medioambiente sobre cómo avanzan sus políticas climáticas. Hacer un seguimiento de las contribuciones nacionales es muy importante porque esbozan las políticas energéticas de cada país, que implícitamente plantean cuestiones económicas. ¿Pero quién se está tomando el esfuerzo de hacerlo?

Las futuras COP, incluyendo la actual de Marrakech, tienen que trabajan en cómo armonizar las presentaciones de los NDC, cómo mejorar la transparencia y aumentar sus expectativas. Lo que hace que en la práctica sea difícil vuelve a ser la escala planetaria de este problema. Es mucho más sencillo cubrir que se ha aprobado una ley o una Asamblea General de Naciones Unidas, que hacer el seguimiento simultáneo de 195 políticas nacionales sobre el cambio climático. Ningún medio o grupo de comunicación parece estar preparado para esta titánica, y vital, tarea.


Como mínimo, sería posible centrar nuestros esfuerzos en los países más estratégicos. Cinco actores representan más del 60% de las emisiones globales: China (24%), los Estados Unidos (15.5), la Unión Europea (11%), India (6.5%), Rusia (5%). Países como Indonesia o Brasil, que tienen algunos de los bosques más grandes del mundo, también deberían seguirles. Y depende de los medios de comunicación nacionales el compararlos con otros para ver si sus expectativas son lo suficientemente ambiciosas.

La imagen internacional de un país sobre sus políticas de cambio climático se convertiría en una de las herramientas esencial para la acción internacional: ¿Está alguien preparado para causar un desastre climático por no comprometerse lo suficiente en combatirlo? Eso depende de cómo se perciba al país y, sobre todo, en los intereses económicos que tenga.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (conocido por sus siglas en inglés, IPCC) es otro espacio público al que merece la pena prestarle mucha atención.
Los medios de comunicación tienden a prestar cobertura a los informes habituales, pero ahora prepara un informe especial. La Decisión 21 del Acuerdo de París manifiesta que el IPCC “presente, en 2018, un informe especial sobre los efectos que produciría un calentamiento global de 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales”. Este punto es muy importante. Porque en 2018, la próxima gran cita para abordar el clima, se cree que el IPCC afirmará que es prácticamente imposible que se limite el cambio climático a menos de 1,5 grados hasta 2100, lo que conllevaría la desaparición de archipiélagos como Kiribati, Tuvalu e incluso las islas Marshall. El Acuerdo de París mantiene el polémico Artículo 2 que aboga por “limitar el aumento a 1,5 grados”. Si en 2018 el IPCC anuncia que este objetivo es inalcanzable, todo cambiará. Por primera vez, sabemos seguro que hay partes de la Tierra que desaparecerán a corto plazo debido a la interferencia que el hombre ha ejercido sobre el clima.

El IPCC abrirá un debate sobre un tema que hasta ahora solo ha sido interno: la geoingeniería. Podríamos tratar de alterar químicamente el clima para limitar el calentamiento de la atmósfera. Si lo comparamos, los debates sobre cultivos modificados genéticamente nos parecerán insignificantes.

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Un enfoque global



Más allás de hacer un seguimiento de cómo los grandes actores y organizaciones públicas se comportan, tenemos que plantear una pregunta más esencial con relación al cambio climático. En las conversaciones que mantuve con periodistas durante la COP21, comprendí hasta qué punto no hemos logrado transmitir ni los fundamentos: ¿Qué es el cambio climático? ¿Cuál es el problema? ¿Cómo podemos reducir nuestra huella de carbono tanto como países como como individuos? Me di cuenta del fenómeno a través de libros como Storms of my Grandchildren de James Hansen (2009), Réquiem para una especie de Clive Hamilton (2010) y la novela gráfica Saison Brune de Philippe Squarzoni (2012). Todos ellos abordan desde un enfoque global el cambio climático
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En la pantalla, Una verdad incómoda de Al Gore (2006) se ha convertido en un relato accesible, international e instructivo sobre el cambio climático. Recientemente en Francia, la película Mañana (2015) de Cyril Dion y Mélanie Laurent consiguió un millón de espectadores en las salas de cine haciendo un llamamiento al periodismo de análisis para buscar las soluciones. Y más reciente aún, National Geographic emitió uno de los momentos más interesantes del documental de Leonardo DiCaprio, Before the flood. En el fragmento sobre la agricultura (que tuvo 10 millones de visitas en YouTube en una semana) explica cuánto espacio es necesario para la cría de animales. Si el 47% de Estados Unidos se destinase a producción de comida, el 70% se emplearía en alimentar a las vacas y únicamente el 1% se dedicaría a las frutas y los vegetales para consumo humano.

Los medios de comunicación tradicionales todavía tienen que hacer frente a la cuestión de la cobertura del cambio climático. ¿Cómo pueden relatos cortos contar la historia de los cambios que se extienden a lo largo de épocas enteras? Esto me lleva a pensar que los medios de comunicación deberían quizá inventarse una nueva forma de abordar el problema, que sabemos que aún seguirá diez años más en más o menos los mismos términos.


Para la COP21, The Guardian y Global Editors Network creó la red Climate Publishers Network, que tenía como objetivo compartir documentos [que VoxEurop tradujo], vídeos e infográficos para que fuese accesible para todos. Crear una base de contenidos compartidos para un número de medios de comunicación es indispensable por la naturaleza global del tema. Está fuera del alcance de una única organización mediática. Esta colección fundamental de contenido debería permitir que la gente acceda a datos fundamentales, citando investigaciones en asuntos clave como la agricultura, la transición a una economía baja en carbono, la batalla global para la tecnología de baterías… Pongamos un ejemplo: Turquía quiere abrir en los próximos años 80 nuevas centrales eléctricas de carbón. Varios medios de comunicación podrían compartir la cobertura de un tema así, tal y como se hizo con los papeles de Panamá. ¿Cuándo tendremos unos papeles del cambio climático?


Comportarse como una ONG



Otra opción es seguir el camino de The Guardian: toma postura abiertamente en la campaña – en este caso “Keep it in the ground”. Con esta campaña, The Guardian se comportó más como una ONG. Otra acción destacada es la que el periódico británico llevó a cabo con el compromiso editorial con Australia, que sin duda contribuyó a la sorprendente elección del Partido Laborista en Queensland en febrero de 2015. Fue el partido que se opuso al desarrollo de la minas de carbón, por las que abogaba el entonces primer ministro, el liberal Campbell Newman. La coalición de ONG (WWF, Greenpeace, 305.org…) también entró en liza, pero la posición radial del Guardian Australia fue más inesperada y dio muestras de su efectividad.

Todas las acciones que llevamos a cabo hoy conforman el clima de mañana.
El cambio climático pone profundamente en cuestión cómo deberían cubrir los medios de comunicación el acontecimiento sin precedentes conocido como antropoceno.

Como conclusión quiero aportar mis seis consejos para los medios de comunicación internacionales:



1. plantear tan a menudo como sea posible las estadísticas sobre nuestro planeta para promover que los ciudadanos sean conscientes de ello;



  1. compartir la información contextual con otros medios al permitir que sean de acceso libre al no estar sujetos a copyright;


  2. añadir sistemáticamente enlaces a artículos y vídeos en línea que lleven a los usuarios a páginas educativas en las que se explique qué es el calentamiento global;

  3. no dudar es escoger una “causa”, o un compromiso: sin la fuerza motriz de los medios de comunicación, el cambio se dará de forma más lenta y perderemos tiempo;


  4. crear una página wiki de la que se ocupen voluntarios que puedan recopilar información contextual sobre el planeta con encuestas locales y noticias de actualidad;


  5. realizar un análisis exhaustivo de los numerosos documentos oficiales disponibles de manera que sean accesibles para el público en general.

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