El Love Story, un prostíbulo en Dubí en la República Checa (Foto MAFA Martin Adamec)

La crisis también castiga a las prostitutas

Los prostíbulos fronterizos de la República Checa están desapareciendo. Sus clientes, que vienen principalmente de Alemania y Austria, afectados por la crisis, han dejado de acudir, escribe MF DNES. Pero a la crisis se añade otra razón: la ampliación europea. Muchas "chicas" de origen rumano o búlgaro ahora pueden circular libremente por Europa.

Publicado en 21 julio 2009 a las 15:44
El Love Story, un prostíbulo en Dubí en la República Checa (Foto MAFA Martin Adamec)

‘Willkommen im Lovestory’. Al cruzar Dubí, un pueblo situado al norte de la República Checa, antes era imposible no reparar en ese letrero luminoso, con sus luces de neón verdes y amarillas, encendidas en pleno centro del pueblo. Ese letrero, que coronaba el escaparate en el que siempre había jóvenes contoneándose, brillaba en la calle desde hacía años. En el punto álgido de su desarrollo, el pueblo de Dubí, símbolo de la prostitución fronteriza, contaba al menos con cincuenta prostíbulos. Hoy sólo quedan cuatro. Van tirando. Pero seguro que pronto cerrarán.

Hace alrededor de un mes, el cartel ha cambiado. Ahora se puede leer en él: Droguería, productos de limpieza. Tras el escaparate, los champús han sustituido a las chicas de vida alegre y se ha colgado un cartel que indica que el establecimiento acaba de abrir. Desde el pasado año, el número de clubes de alterne y prostíbulos presentes en la frontera checa se ha reducido de forma considerable. La crisis financiera ha podido a los clientes, que procedían sobre todo de las ciudades fronterizas de Alemania y Austria. Es el fin de una época. Durante casi veinte años, los pueblos checos han probado de todo para poner fin a la prostitución. En estos últimos meses, se están convirtiendo poco a poco en pueblos normales.

"La apertura de la autovía transfronteriza, que a partir de ahora es por la que optan los conductores extranjeros, ha significado un primer golpe para la prostitución local", explica Petr Pípal, alcalde de Dubí. "Por otro lado, el reciente decreto que nos autoriza a controlar a las personas que acuden a los clubes nocturnos ha sido de gran eficacia. La crisis económica ha hecho el resto: los clientes han dejado de venir aquí a buscar prostíbulos".

Los policías y los expertos que se interesan de cerca por la cuestión del comercio sexual afirman que la mayoría de las prostitutas de la zona fronteriza se desplazan más hacia el Oeste, rumbo a Alemania y España. Además, muchas de las jóvenes que vendían sus cuerpos en Dubí o en Rozvadov, no procedían de la República Checa. La mayoría eran rumanas o búlgaras. Hana Malinová, de la asociación cívica Rozkoš bez rizika [Placer sin riesgos], destaca: "Con la adhesión de sus países a la Unión Europea, ahora pueden viajar con libertad por todo el continente. Por lo tanto, se dirigen hacia donde puedan ganar más dinero". Esta asociación sigue desde hace muchos años el comportamiento de las prostitutas.

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Los establecimientos que aún permanecen abiertos son pocos, se puede mencionar por ejemplo, el Kiss, el Venezia o el Libido. El Sauna sólo abre el fin de semana. "Recuerdo una época en la que sólo en Dubí había 400 prostitutas", cuenta un responsable de la brigada policial encargada de luchar contra la prostitución en la región de Bohemia del Norte. "Actualmente, no son más de una veintena o una treintena, alrededor de cuatro por burdel".

Y las que se quedan ganan menos que antes, como máximo 40 euros por una hora de sexo, lo que equivale a algo más de mil coronas. Las prostitutas que ofrecen sus servicios directamente en la calle sólo piden la mitad. "A veces no tengo ni siquiera un cliente al día", confiesa Ilona, una prostituta de 28 años. Explica que antes trabajaba en uno de los prostíbulos de Dubí y que ahora prefiere ‘hacer la calle’ en la carretera que va de Dubí a Teplice. Así se aproxima a "sus clientes", tal y como afirma.

Los explotadores de los burdeles han cambiado. Ahora ya no los controlan búlgaros ni hombres procedentes de la antigua Yugoslavia, sino 'empresarios' locales. Según el responsable de la brigada policial encargada de luchar contra la prostitución, "esto demuestra hasta qué punto el mercado del sexo en Dubí se encuentra en crisis. Si siguiera dando beneficios, los búlgaros o los albano-kosovares se habrían quedado". El alcalde de Křimov comparte prácticamente la misma opinión: "Los clientes eran alemanes en un 99 %. Pero eso se ha terminado. Ya sólo quedan tres establecimientos, en comparación a la veintena que existía antes. Se trata claramente de una de las consecuencias de la crisis financiera".

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