Un soldado monta la guardia en una barrera cercana a la base de Deveselu, con motivo de la inauguración del emplazamiento del escudo antimisiles norteamericano, el 3 de mayo.

El sueño americano es de color caqui

En Deveselu, una antigua base militar al sur de Rumanía, se construirá una parte del escudo antimisiles estadounidense. En el lugar, la decisión anunciada el 3 de mayo ha hecho renacer la esperanza de un futuro mejor.

Publicado en 4 mayo 2011 a las 14:10
Un soldado monta la guardia en una barrera cercana a la base de Deveselu, con motivo de la inauguración del emplazamiento del escudo antimisiles norteamericano, el 3 de mayo.

Hasta ahora, la vida en la pequeña población de Deveselu, en Oltenia [región situada al sur de Rumanía], a unos cientos de kilómetros de la capital Bucarest, giraba en torno al cañón de la plaza central del pueblo y de algunos bares, pero ahora, desde la llegada de los coches oficiales, los habitantes están embriagados con el sueño americano.

Ante la antigua base militar rumana, el alcalde George Beciu declara estar abierto a la globalización que promete la instalación de una parte del escudo antimisiles que la administración estadounidense se dispone a ubicar en Europa, oficialmente para protegerse contra la amenaza iraní. "En lo sucesivo, esperamos miles de días de suerte", afirma encantado.

En esta población, privada de estación ferroviaria desde 2003, sin alcantarillado ni gas, el hecho de albergar parte del escudo antimisiles hace que los habitantes se llenen de orgullo. Sus aproximadamente 3.200 habitantes trabajan en los campos y en la ganadería y algunos están dispuestos a dar algunas lecciones a los 200 (o quizás 500) soldados estadounidenses que tendrán como vecinos. "Hay muchos terrenos cultivables en la base militar. Podrían sembrar algo. Nosotros les proporcionaremos los aperos", planea un habitante.

"¿Qué pasa si los terroristas nos toman como objetivo?"

En el bar, los lugareños se sientan a la mesa alrededor de varias cervezas, un aguardiente y unos puñados de frutos secos. El asunto del día se analiza desde todas las perspectivas, "el escudo es una autodefensa, defiende a Rumanía contra los rusos, los terroristas. Ahora que han matado a Bin Laden, ¿qué pasa si los terroristas nos toman como objetivo?", se pregunta un lugareño.

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Además de tener la esperanza de que surjan nuevos empleos, los habitantes están listos para acoger a los estadounidenses como es debido. El dueño de un bar afirma estar dispuesto a invertir en la diversión de los soldados. "Vamos a hacerles una discoteca, haremos que vengan chicas guapas", comenta Gigi Păun, pletórico de satisfacción.

Los habitantes de esta población se codean con los militares desde 1952, fecha en la que se instaló una base militar rumana en Deveselu. Esta última permaneció activa hasta 2002, cuando la OTAN ordenó el cierre de la unidad. "Las veces que habré barrido yo esas pistas gigantescas... A veces llegaban aviones, pero no era frecuente. Rugían en el aire, pero nos acostumbramos a ello. Las vacas parían más rápido cuando volaban los aviones por aquí", cuenta Paul, que está convencido de que el escudo no afectará en absoluto a la tranquilidad de la localidad.

Dos milenios después de los romanos llegan los norteamericanos

También se escuchan voces disidentes que exponen que las instalaciones del escudo emitirán radiaciones y otros males sobre sus cabezas, pero el alcalde les tranquiliza: "¡La única cosa que corre el riesgo de caer sobre las cabezas son los trozos de pared que se derrumban!", exclama Beciu con asombro. En el Bario de la Aviación, antiguo orgullo de Deveselu, los deslucidos edificios ya no atestiguan los días de gloria de los aviadores. La mayoría de pilotos se jubiló y dejó la zona. Costică Olaru fue piloto hasta 1998. "Estos edificios los ocupaban más de 50 pilotos, sin contar con el personal auxiliar", explica.

En el garaje aún conserva el uniforme con águilas doradas, que ahora utiliza para limpiar otros objetos de metal. "Aquí venían los mejores aviadores de Rumanía. Con la llegada de los estadounidenses, quizás regresen esos días con los que sueño desde hace 15 años", confiesa Olaru. Ahora, la mayoría de las personas del antiguo barrio militar quieren marcharse y aprovechan para vender sus apartamentos por 20.000 euros.

En Deveselu, novena población del Danubio, tal y como nos dice la etimología eslava, casi dos milenios después de que los romanos pavimentaran las calzadas para que pasaran los ejércitos del Imperio, los estadounidenses llegan con una nueva invención de conquista. "La OTAN se marchó 2002 y ahora regresa", concluye un habitante.

Visto desde Bucarest y Sofía

Precisiones e inquietudes

El día siguiente a que el presidente Traian Băsescu anunciase la construcción de la base aérea de Deveselu, România libera ofrece más detallessobre el proyecto. Tras haber compartido la inquietud del ex-presidente Ion Iliescu ("esto irritará a los rusos"), y citando a Băsescu, el diario precisa que "la base aérea, que permanecerá bajo mando rumano, estará lista en 2015 y habrá otra base que se construya posteriormente, esta vez en Polonia, [terminada] antes de 2018”. Los americanos van a invertir el equivalente a 270 millones de euros en Deveselu, localización escogida por la existencia de una base soviética de 1952 y dónde serán instalados los misiles anti-misil SM-3, que suponen más de 13,5 millones de euros anuales de mantenimiento. El diario añade que los misiles no se utilizarán salvo "en caso de ataque proveniente de Irán o de Corea del Norte" y que "el Pentágono afirma que el objetivo del sistema del que forma parte Deveselu es la protección del continente europeo", un proyecto "con el que ya había soñado Ronald Reagan en 1983".

Desde la vecina Bulgaria, la elección de Deveselu suscita una cierta inquietud, recogida por los medios de comunicación. Así, señala el diario popular 24 Tchassa, "esta base se encuentra a 40 km de la central nuclear de Kozloduy". Una inquietud compartida por el diario Dnevnik, que calcula que Deveselu se sitúa también a 70 km en línea recta de Belene, el enclave que deberá acoger el polémico proyecto ruso de una nueva central nuclear en suelo búlgaro.

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