Bernhard Kohl enfundado en el maillot de mejor escalador de la Vuelta a California en 2006 (KWC.org)

Viena, capital europea del dopaje

La multiplicación de escándalos que afectan a atletas austriacos de alto nivel y la confesión del ciclista Bernard Kohl, durante el pasado mes de junio, lo han confirmado: Austria es la nueva plataforma del dopaje en Europa. En el punto de mira de la agencia nacional contra el dopaje está el laboratorio Humanplasma. Según el diario belga le Soir, éste sería el centro neurálgico del dopaje en Austria.

Publicado en 11 agosto 2009 a las 15:24
Bernhard Kohl enfundado en el maillot de mejor escalador de la Vuelta a California en 2006 (KWC.org)

Todo el mundo recuerda la RDA, la Alemania del Este de los años 80, con sus atletas dopados, sus nadadoras musculosas de voz muda, sus lanzadoras de peso y de jabalina que batían todos los récords, sus velocistas imbatibles en 100 metros. Entonces era la guerra fría, y la lucha antidopaje aún no era algo habitual. Veinte años después, otro país de Europa central y miembro de la Unión Europea, una nación que a menudo destaca en las mayores competiciones mundiales, acapara los titulares. Austria, con sus numerosos campeones adulados, esquiadores, nadadores, atletas y ciclistas, se debate en un gran mar de dudas.

Todo comenzó, como es habitual, con una noticia impactante: el 15 de octubre de 2008, Bernhard Kohl, famoso ciclista con rostro de muñeco, ganador de un prestigioso tercer puesto en el Tour de Francia el mismo año, líder de montaña de la "Grande Boucle", fue acusado de dopaje. Tomó eritropoyetina (EPO) de tercera generación, denominada también EPO C.E.R.A., pensando que los servicios antidopaje no sabrían descubrir esta variedad, censada como indetectable. Bernhard Kohl, en una entrevista en junio al periódico deportivo francés L'Équipe confesó que se dopaba desde que tenía 19 años. Toda Austria quedó consternada. Pero el asunto de Kohl era sólo la punta de iceberg, ya que la gran limpieza iniciada por la reciente agencia antidopaje (NADA), fundada en julio de 2008, iba a revelar rápidamente la extensión del mal. En todas las disciplinas se desvelaron casos de dopaje: en ciclismo, pero también en los deportes de invierno, razón de ser de muchos austriacos, en fútbol, en atletismo. E incluso en triatlón.

Con el papel de aprendiz de brujo apareció otro personaje, Walter Mayer. A este entrenador de los equipos olímpicos austriacos de esquí de fondo y de esquí nórdico le sorprendieron con las manos en la masa en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City de 2002, con bolsas de sangre y jeringas. Pero reapareció como entrenador de Austria en los siguientes Juegos Olímpicos de Turín en 2006. Con la irrupción de los agentes de policía italianos en el chalet de la delegación austriaca se descubrieron las mismas prácticas que las reveladas hacía cuatro años. En plena noche y seguido por la policía, Mayer se escapó de Turín y provocó un accidente en la carretera de la frontera con Austria, donde encontró refugio antes de ser expulsado de por vida por la Federación Austriaca de Esquí (ÖSV).

Sin embargo, Mayer no era sino un eslabón de una organización más compleja. En enero de 2008, la cadena de televisión alemana ARD provocó un gran revuelo al desvelar el nombre de un laboratorio vienés, Humanplasma, que sería el centro neurálgico del dopaje en Austria. En la sede de Humanplasma, se habrían suministrado bolsas de sangre a más de una treintena de deportistas de alto nivel. Entre ellos, el ciclista danés Michael Rasmussen, el neerlandés Michael Boogerd y el ruso Denis Menchov. Cada uno de ellos habría desembolsado 2.500 euros por "consulta", mientras que el uso de una centrifugadora de última generación, desarrollada por Matschiner, habría sido financiado en parte por el mismo Kohl, por un coste de hasta 20.000 euros. Sin embargo, el asunto de Humanplasma quedó archivado el 8 de marzo de 2009, ya que la ley antidopaje votada en 2008 no tiene efecto retroactivo. En Austria no dejaban de surgir rumores. Los aprendices de brujo del deporte de alto nivel se beneficiarían de la complicidad de la clase política, con lo que podían escaparse de las diligencias penales.

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La multiplicación de los escándalos relacionados con el dopaje desde el asunto de Walter Mayer en Turín en 2006 sacudió las conciencias. El gobierno austriaco, acusado de laxismo por sus homólogos europeos, acabó por promulgar una ley antidopaje el 8 de agosto de 2008. Pero los atletas que se doparon antes de esa fecha se escapaban sin consecuencias penales. "Austria debe corregir su error", afirma el entonces Secretario de Estado para el Deporte, Reinhold Lopatka, "en el pasado no se ha criminalizado lo suficiente el dopaje".

La NADA acaba de ver cómo se duplica su presupuesto, con 1,3 millones de euros, en contraposición a los 600.000 de antes. Trabajará estrechamente con una unidad especial de la policía judicial, la Comisión Especial para el Dopaje (Soko). A pesar de la falta de recursos y efectivos, va a progresar rápidamente al interesarse por las ramificaciones alrededor del laboratorio Humanplasma. En menos de un año de existencia, ha identificado a más de una docena de farmacias implicadas y ha logrado que se encarcele a quince personas de un total de 30 interpelaciones: farmacéuticos, asistentes y entrenadores. Se han descubierto cerca de 400 sustancias diferentes: antálgicos, efedrina, EPO, bolsas de sangre, testosterona, hormonas del crecimiento e insulina. Se ha interrogado a más de 300 deportistas "clientes" de estos traficantes y a partir de entonces a algunos de ellos se les ha vigilado y se les ha llamado a declarar en calidad de testigos.

Andreas Swab, que transmitió el asunto Kohl al "Soko" tiene a partir de ahora otras prioridades: la formación y la prevención en la franja de edad de los 14 a los 20 años, considerada como "estratégica", pues el auténtico problema del dopaje se extiende a los 700.000 deportistas aficionados. En ellos, el empleo sin supervisión de sustancias prohibidas puede causar estragos. Según Swab, los que se dopan ya están "perdidos". Insiste en que "Los jóvenes deben comprender que doparse es acortar su vida". Y antes que eso, corren el riesgo de perder los estribos. Es precisamente lo que le ocurrió a Lisa Hütthaler. La triatleta, que ya había interrumpido su carrera tras haberse probado su dopaje, fue condenada el 26 de junio a tres meses de prisión con remisión condicional por haber intentado sobornar a una empleada del laboratorio antidopaje de la NADA. Le había ofrecido 50.000 euros por falsificar a su favor el resultado de un peritaje de comprobación. En cuanto a Bernhard Kohl, no ha participado en el Tour de Francia en 2009. Además, ha puesto fin a su carrera, con 27 años. La decepción reina en Austria, que ya no sigue la "Grande Boucle". De hecho, este año la ÖRF no ha considerado necesaria la retransmisión del Tour en directo...

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