Frente a la inercia de los Estados de la eurozona, el BCE ha tomado las riendas en solitario, comprando masivamente deuda italiana y española, para evitar que dichos países incurran en impago y que no arrastren al euro en su caída. No obstante, no ha sido suficiente para convencer a los inversores.
“¿Pulverizará Italia el euro?”, se plantea Die Presse, que ilustra su propuesta con una fotografía de una tormenta acercándose al Gran Canal de Venecia. El diario vienés lamenta que el Banco Central Europeo (BCE), tildado de “amable caniche de la política” en su editorial, haya renunciado a su independencia al volver a comprar al por mayor obligaciones de deuda pública italianas, subrayando que “no es la única [institución] que viola los tratados europeos: los Gobiernos de la zona euro, que se consideran todos Estados de Derecho, mantienen desde hace años una relación relativamente flexible con el principio de respeto de los compromisos. ¿Se ha violado el pacto de estabilidad? Eso no significa nada. ¿Algún Estado de la zona euro puede hacerse cargo de la deuda de otro? No juguemos con las palabras. Precisamente ese enfoque ha llevado a la zona euro a la crisis existencial en que se encuentra”.
“La crisis no tiene vacaciones” titula Libération, para quien el Banco Central Europeo (BCE) sacó el 8 de agosto “la artillería pesada”, al volver a comprar de forma masiva títulos de deuda de los países que atraviesan dificultades. No obstante, sin invertir la tendencia: “Una verdadera pelea que causa estragos” entre los países favorables y los que se oponen — con Alemania a la cabeza — a esta iniciativa, explica el diario parisino. De ahí “que parezca que su presidente, Jean-Claude Trichet, interviene contra su voluntad. De repente, los mercados no se creen ni la mitad, y el efecto que podrían tener los impuestos queda reducido”.
“Europa salvada” — se lee en la portada del Tageszeitung, sobre la imagen de un Jean-Claude Trichet con aspecto de estar convencido — “o no”, se aprecia sobre la de un Silvio Berlusconi visiblemente cansado. Uno, el dirigente del BCE trata de calmar a los mercados al volver a comprar obligaciones de Estado italianas, el otro, el jefe de Gobierno italiano, preocupa a esos mismos mercados con sus “montañas de deudas”. Sin embargo, afirma el diario de Berlín, “la crisis refuerza Europa”, puesto que se han dado los primeros pasos hacia una verdadera unión monetaria con un auténtico banco central.
De Morgen califica literalmente de “Tormenta sobre la economía mundial” como si de un fenómeno meteorológico se tratase, al publicar en primera plana un mapa mostrando la intensidad de las tormentas que caen sobre Europa y los Estados Unidos, con los números rojos de las pérdidas bursátiles la víspera y destacados cada uno de los países con distintos colores, en función de la nota que califica su deuda. El único punto positivo tras este “lunes negro” es que “el precio del petróleo ha bajado, lo que podría contener los precios del carburante”, apunta el diario de Bruselas.
“5.000.000.000.000 €” es el coste de la crisis financiera mundial, según consigna en portada el De Volkskrant. “En dos semanas, unos 5 billones de euros se han evaporado de las bolsas”, señala el diario de Ámsterdam, para quien dicha suma corresponde a las últimas pérdidas de “los portafolios de fondos de inversión, los fondos de pensiones y otras instituciones financieras y de inversores privados”.
“El miedo a la recesión hunde las bolsas”, titula por su parte La Vanguardia. “El G-20 y el BCE se quedan cortos”, considera el diario barcelonés, para quien, durante este “agosto negro" para las bolsas, los compromisos estipulados por las instituciones para garantizar la estabilidad financiera y la liquidez de los mercados "requiere mucho más que grandes palabras": "nuevas propuestas y pasos de gigante en la coordinación y gestión de la economía global". Para ello, “la intervención del BCE en los mercados debe ser mucho más intensa” y es necesario también "que Alemania venza sus reticencias y asuma la iniciativa en el liderazgo del euro, en lugar de asumirla siempre tarde y a regañadientes, con mayor coste para todos".