Postal representando la escena del espíritu de Daniel François-Auber, "La muda de Portici".

Bélgica se queda sin su ópera

Es la ópera un símbolo de la unidad de Bélgica desde su nacimiento como país, en 1830. Pero hoy, para ver La Muette de Portici (La muda de Portici) hay que desplazarse hasta París, porque en Bruselas el acto puede ser presa de la controversia política.

Publicado en 29 agosto 2011 a las 13:40
Postal representando la escena del espíritu de Daniel François-Auber, "La muda de Portici".

Casi todo el mundo en Bélgica ha oído hablar de La Muette de Portici: la ópera que, en 1830, desencadenó la revolución belga. Pero en realidad casi nadie la ha visto. Aunque es algo que podría cambiar, porque, en la próxima temporada, el Teatro Real de la Moneda ofrecerá una nueva representación de la ópera. Con la peculiaridad de que no será en Bruselas, sino en París, dentro de una coproducción con el Teatro Nacional de la Opéra Comique.

El director del Teatro de la Moneda, Peter De Caluwe, afirma haberlo hecho con pleno conocimiento de causa. Representar la ópera en este momento en Bruselas no sería meramente un acto artístico, sino un manifiesto político, que se interpretaría como un alegato por la unidad belga, en un momento en el que la situación política es precaria. "No es el momento idóneo", estima Peter De Caluwe, "porque se plantearía la cuestión de saber si es necesario o no que siga existiendo Bélgica. Quería apartar la ópera del debate".

El escritor flamenco Geert Van Istendael, que tuvo que aprenderse de memoria los extractos de La Muette de Portici en el colegio, da la razón a Peter De Caluwe. "Representar la ópera en Bruselas hoy, con la ciénaga política en la que estamos hundidos actualmente, sería un duro golpe". El 16 de agosto, se retomaron las conversaciones sobre la formación del Gobierno belga. El recelo entre los partidos flamencos y valones es tal que las negociaciones duran ya catorce meses. El mes pasado, el rey Alberto, uno de los últimos símbolos de la unidad belga, criticó a los políticos que no logran llegar a un compromiso y lanzó una advertencia contra el poujadismo, en alusión al movimiento populista francés de la década de los cincuenta. Ante esta situación, la representación de La Muette de Portici se considera como dinamita en el ámbito político.

"¡Viva Francia, Vivat de Fransoeëze!"

¿Cómo una ópera que data de 1828 puede constituir un tema tan sensible en la Bélgica de 2011? ¿De qué modo La Muette de Portici del compositor francés Daniel François Esprit Auber (1782-1871) y cuya protagonista es una mujer muda, llegó a convertirse en un símbolo de la unidad de un país desgarrado por las peleas lingüísticas?

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Todo comenzó el 25 de agosto de 1830 en el Teatro de la Moneda, cuando el tenor francés Jean-François Lafeuillade gritó "¡A las armas!" durante el tercer acto de la ópera. Un grito de "¡A las armas!", cuando la sala estaba ya dispuesta a saltar. Unos instantes antes, tras el aire galvanizante de 'Amour sacré de la patrie' (Amor sagrado a la patria) el público había vitoreado a Lafeuillade a voz en grito. Tras el grito de "¡A las armas!, la sala gritó "Viva la libertad", "Abajo el rey", "Muerte a los holandeses" y quizás en las dos lenguas "Viva Francia, vivat de Fransoeëze".

Y esa tarde de agosto, la ópera se representaba para conmemorar el 59 aniversario del rey de Países Bajos, Guillermo I, que aún era rey de los belgas. El tema central de La Muette de Portici, una ópera muy de moda en la época, era una insurrección popular del siglo XVII en Nápoles contra los españoles. Pero el tema de la ópera, la insurrección, planeaba desde hacía un tiempo en las calles de Bruselas.

Quién sabe lo que el público gritó realmente en el Teatro de la Moneda de Bruselas y si lo hizo instigado por la policía o bajo los efectos de una cólera espontánea. Lo que sí ocurrió es que la ópera se interrumpió antes del fin, que el público salió a la calle y que esa noche se produjo en Bruselas la primera insurrección contra el Gobierno neerlandés. Las casas de altos dirigentes fueron atacadas e incendiadas. Luego todo sucedió muy deprisa: la insurrección se extendió al resto del país, se libraron combates violentos en septiembre y el 4 de octubre de 1830, se proclamó la independencia de Bélgica.

Una censura escandalosa

Esa tarde de agosto de 1830 hizo que La Muette de Portici se convirtiera en el símbolo de la insurrección belga contra la dominación neerlandesa. Y por consiguiente, en el símbolo de la unidad belga. Como es natural, el impacto de La Muette de Portici en la revolución se exageró, reconoce Geert van Istendael. En ese verano de 1830, confluyeron otros ingredientes que engendraron la revuelta: estómagos vacíos después de una mala cosecha y el ejemplo de Francia, donde se había producido una revolución en julio. "Pero lo cierto es que esa tarde, en ese teatro, una serie de jóvenes burgueses estallaron".

En el Teatro de la Moneda de Bruselas, se volvió a representar la ópera en 1930 para celebrar el centenario de la existencia del país. Y a partir de septiembre de 1944, se ofrecieron 14 representaciones para conmemorar la liberación de Bruselas de los alemanes. Fue la última vez que se escuchó La Muette. Una representación en 1980, con ocasión del 150 aniversario del país, tuvo que ser anulada en el último momento, después de que unos flamencos extremistas anunciaran su intención de cometer altercados. Porque no quieren precisamente la unidad de Bélgica.

En la Bélgica francófona, no se comprende por qué no se ha programado La Muetteen Bruselas. "Una censura escandalosa", se comenta con indignación en Internet. "¡Deberíamos concentrarnos ante la plaza de la Moneda y reproducir una grabación de La Muette de Portici en el mismo momento en el que se represente en París!". Esto hace sonreír al director De Caluwe. "Queríamos realizar una versión en concierto el año que viene en Bruselas, para celebrar la renovación de la plaza de la Moneda, pero la ciudad no disponía de los medios financieros. Eran muy limitados". Otro internauta concluye: "Si nos echamos atrás y no se representa una ópera que condujo al nacimiento de nuestro país por temor a provocar la ira de los que quieren que Bélgica desaparezca, entonces es que este país ya ha desaparecido".

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