Una batalla ganada, claman los títulares. Pero no la guerra. La utilización de términos bélicos se ha hecho común a la hora de denominar las tomas de posición de unos y otros dirigentes europeos en la resolución de la crisis de la deuda. Una de las grandes batallas perdidas, esta sí, en la crisis europea, es la de la reducción al maniqueísmo de toda explicación de ella. Los buenos frente a los malos. Los que hacen las cosas bien frente a los que no.
La victoria de Mario Monti y Mariano Rajoy frente a la derrota de Angela Merkel. El Sur frente al Norte. Las portadas de los diarios europeos militan con claridad por un Sí o un No, una victoria con V o derrota con D. La guerra del Sur contra el Norte fue el gran conflicto que sentó las bases de los modernos Estados Unidos. Salvando las enormes distancias, ¿estaremos inmersos en una guerra larvada escrita a capítulos en los grandes titulares de los periódicos? Lincoln fue el líder que se sacrificó para salvar a USA, ¿será Merkel la sacrificada para salvar a Europa? ¿Ha sido la cumbre del viernes el Gettysburg del Sur? Todavía hay demasiadas incógnitas como para aventurarse a responder a estas preguntas.
El Consejo Europeo del 28 y 29 de junio ha venido acompañada por el mismo género de titulares. La realidad es que se ha impuesto la realpolitik en la cumbre, con desafíos, sorpresas, ofertas y contraofertas, y esto se vierte directamente en el lenguaje de los medios. Así que no debemos sorprendernos. La retórica un tanto idealista que ha acompañado tradicionalmente a la idea europea se ha roto bruscamente de dos años a esta parte. Y la economía es la gran responsable de ello. El euro y los euros que nos jugamos unos y otros.