Los resultados de las elecciones italianas del 24 y 25 de febrero ponen en aprietos a Bruselas y a los socios de Roma, puesto que se relanza el debate sobre las políticas de austeridad por las que aboga la Comisión Europea, con el apoyo de Alemania, y que denuncian los dos grandes vencedores del escrutinio, Silvio Berlusconi y Beppe Grillo.
La UE afirma que escucha "el mensaje de inquietud" de los italianos, pero, al igual que Berlín, sigue pidiendo que se continúe por la vía de los recortes presupuestarios.
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