Dentro de poco, en los Países Bajos "los porros fuertes serán considerados como una droga dura", anuncia De Volkskrant. El Gobierno acaba de decidir que los coffee shops holandeses no continuarán teniendo derecho a vender marihuana que contenga más de un 15% de THC, el componente activo del cannabis. En 2010, un muestreo reveló que el 80% del cannabis vendido tenía una tasa superior al 15%. La coalición de derechas afirma seguir los consejos de una comisión puesta en marcha por el anterior Gobierno de coalición entre laboristas y cristiano-demócratas para estudiar las consecuencias sanitarias de estas tasas de THC. Esta medida es un nuevo golpe para los coffee shops holandeses, que en 2012 deberán instaurar una tarjeta de fidelidad para los clientes, dirigida a disuadir a los turistas de la droga.
En República Checa, sin embargo, las autoridades parecen optar por una flexibilización de la legislación. El ministerio de Sanidad ha anunciado que prepara una ley sobre estupefacientes para que el cannabis sea considerado como un medicamento. Será prescrito a las personas gravemente enfermas (bajo quimioterapia, con esclerosis múltiple y enfermos terminales). "El cannabis será cultivado por el Estado o importado del extranjero", titula MF Dnes, que explica que el cañamo podría ser cultivado además por establecimientos privados bajo licencia o importado de los Países Bajos, lo que es más probable a causa de la legislación vigente. Queda por saber, señala el diario, como asegurarse de que el nuevo "medicamento" esté disponible exclusivamente en las farmacias y bajo receta médica, y no en el mercado negro.