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“El número 10 [de Downing Street, oficina del primer ministro] deja el futuro de Fox en el aire” titula en portada The Guardian, mientras las preguntas sobre las relaciones entre el Secretario de Defensa del Reino Unido, Liam Fox, y Adam Werritty siguen copando los titulares de la prensa británica. La semana pasada salieron a la luz detalles acerca de Werritty, el excompañero de piso y padrino político de Fox, que se encontraba al mando de una asociación de caridad que se financiaba a costa de los contribuyentes y era gestionada desde las propias oficinas de Fox en las cámaras del Parlamento. A pesar de no ser un funcionario o un miembro del partido conservador británico, Werritty también distribuyó tarjetas de visita grabadas con el logotipo del Parlamento y con la descripción de "asesor del Muy Honorable Diputado doctor Fox". Desde entonces se ha descubierto que Werritty ha acompañado a Fox en más de un tercio de los 48 viajes al extranjero, incluyendo reuniones ministeriales y vacaciones familiares. Se desconoce cómo sufragaba Werritty esos viajes, a pesar de que The Guardian señala que “Fox permitió que Werritty organizara una reunión entre él y su contratista de defensa en Dubai sin informar a funcionarios”.
La naturaleza de esta relación encubierta ha levantado dudas acerca de si Fox ha infringido o no el código de conducta ministerial. “Fuentes del número 10 [de Downing Street] reconocen en privado que sería perjudicial para Fox que la investigación sacase a relucir que sabía que Werritty se enriquecía por disfrutar de acceso [a esos círculos]”, recoge el diario londinense. Al responder a preguntas sobre la Cámara de los Comunes, en un inglés fuera de lo común Fox comentó que se mostraba "seguro de que Werritty no dependiese de ningún comportamiento transaccional" mientras se disculpó por los “graves errores” que había cometido.
