Después de las elecciones federales del 23 de octubre, “Suiza amanece con un nuevo Parlamento muy diferente al que se esperaba según los sondeos”, anuncia Le Temps. En efecto, la Unión Democrática del Centro (UDC, nacionalista y populista) que “desde hace veinte años, ha sido siempre la vencedora” ha sufrido “su primera gran derrota”, al haber obtenido solo el 26,8 % de los votos y no haber superado el límite del 30% que los sondeos calculaban. Si la formación sigue siendo la más fuerte de la Confederación, ganaría 55 (-7) de los escaños del Consejo Nacional (Cámara baja); sin embargo, “no alcanzaría sus objetivos”, señala Le Temps, que titula "la aspiración a un nuevo centro” del pueblo suizo. Un pueblo “preocupado sin duda por unas prácticas electorales [sobre todo, campañas publicitarias virulentas contra la inmigración] que no se corresponden con la imagen de un país sereno. […] En realidad, la UDC ofrece una imagen de una derecha dura en un momento en el que el país se plantea la necesidad de buscar soluciones en el centro para poder hacer frente a una situación económica que se presenta cada vez más difícil y llena de incertidumbre.”
Para Le Temps, los grandes vencedores de la cita electoral son el nuevo Partido Burgués Democrático (PBD), que ha ganado 9 escaños (+9) en el Consejo Nacional, fruto de una división interna en la UDC pero con un discurso más conciliador, y los Verdes Liberales, que obtienen 12 escaños (+9) en el Consejo Nacional, también producto de una escisión con los Verdes. Partidos que, según el diario helvético “han creado un nuevo centro […] sin duda, débil desde el punto de vista de los escaños, pero suficiente para dar lugar a una nueva dinámica. Su peso complicará en gran medida los debates sobre la renovación del Consejo Federal [Gobierno] el próximo mes de diciembre.”