La víspera del vigésimo aniversario de la Revolución de Terciopelo, el presidente checo Václav Klaus concedió la medalla del mérito, una de las más altas distinciones del país, a la estrella del pop Karel Gott. “¿Merece Gott dicha medalla?”, reza un titular del diario Mladá Fronta DNES, que observa que el cantante entra a formar parte, desde este momento, de la élite checa. Y es que el personaje sigue dividiendo a la opinión pública.
Para algunos, Karel Gott es “un monstruo” que estuvo al servicio del régimen comunista y ha adormecido a la sociedad con sus canciones “vacías y pegadizas”. Los críticos, por su parte, no pueden perdonarle su apoyo a la contracarta lanzada por el régimen comunista contra la Carta 77, recuerda asimismo el periódico de Praga.
Para otros, Karel Gott, de setenta años, sigue siendo un icono cuya “popularidad ha traspasado fronteras” incluidas las del muro de Berlín. No obstante, en opinión del semanario Respekt, “comparado con el boicot del Tratado de Lisboa y su acercamiento a Rusia”, este honor no es más que “una provocación anodina”.