Su voz dulce y viril a un tiempo “ volvía locas a mujeres de todas las edades” desde los años 60. El cantante Waldemar Matuška murió el 30 de mayo en Florida. Su desaparición, a 76 años de edad, se ha reflejado en primera página en la prensa checa, como en Mladá Fronta DNES, que dedica cuatro páginas completas al “niño prodigio” de la música pop nacional, mostrando de esta manera su posición “única en la historia de la música pop, para siempre”.
El “bohemio barbudo en vaqueros”, que comenzó su carrera en el teatro Semafor de Praga, adquirió popularidad durante los años de relativa libertad en plena década de los 60. Continuó cantando bajo la etapa de la “normalización” que siguió a la invasión del Pacto de Varsovia, antes de dejar el país por los Estados Unidos. Incluso aunque sus canciones ya no fueron difundidas a partir de ese momento, “todos los checos las conocían de memoria”, subraya DNES.