El miércoles 25, la comisaria europea de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía, Viviane Reding, presentó en Bruselas “una iniciativa monumental” acerca de la protección de datos personales, según recoge el experto en nuevas tecnologías Riccardo Luna en el diario italiano La Repubblica.
Una medida que pretende cambiar para siempre lo que entendemos por protección de datos y que trata de regular de una vez por todas el derecho al olvido en la era de Internet. Dicho de otro modo, ¿tenemos derecho a hacer que desaparezca de la Red todo lo que tiene que ver con nosotros, lo que hubiésemos subido quizá hace mucho tiempo, pero también los que otros hayan subido sobre nosotros y que nos da vergüenza?
La respuesta se encuentra en las dos normativas que se presentaron en el Parlamento Europeo: la primera, una directiva que se ciñe a la utilización de los datos personales por parte de las autoridades judiciales y de la policía; la segunda, un reglamento que establece las modalidades según las cuales los particulares podrán gestionar los datos que les incumban en sus relaciones con las administraciones, las empresas y las redes sociales. En caso de violación, las sanciones previstas podrían suponer hasta un 1% del volumen de negocio.
¿Bastará con esto para asegurar el “derecho a desaparecer”? Probablemente no, señala en su blog Luna:
‘El derecho a desaparecer de la Red’ no existe, al igual que tampoco existe el derecho a desaparecer del mundo. En la vida real […], podemos intentar volatilizarnos, pero siempre habrá documentos que hablen de nosotros, y también está la memoria del resto de la gente. Todo eso no se puede borrar con un clic. Y tampoco a través de una ley europea o de una intergaláctica. El derecho a borrarse del Facebook […], de navegar sin dejar rastro […],o a que se nos advierta de que se guardarán nuestros datos y serán utilizados con fines comerciales ya existe y una ley europea muy detallada no será revolucionaria, sino simplemente reforzará un principio, un derecho fundamental de la persona. […] En cambio, el derecho a hacer desaparecer todos los artículos o entradas de blogs que hablen de nosotros, como algunos pretenden, no existe. Eso se llama Historia”.