"Es un golpe de timón de Roma, Londres y La Haya" en una nueva dirección, estima el Corriere della Sera. El 20 de febrero, los primeros ministros David Cameron, Mario Monti y Mark Rutte enviaron una carta al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, para pedirle que contribuya a "restaurar la confianza en la capacidad de Europa para generar un crecimiento económico fuerte y duradero".
Firmada también por sus homólogos de nueve países (Estonia, Letonia, Finlandia, Irlanda, República Checa, Eslovaquia, España, Suecia y Polonia), el documento esboza las grandes líneas de un plan para conjurar el riesgo de recesión creado por la austeridad: apertura del mercado interior de servicios, institución de un mercado común de la energía en 2014 y un mercado digital en 2015, acento sobre la investigación y el desarrollo, apertura hacia mercados mundiales como la India, flexibilización de las normas para las pymes, inclusión de las mujeres y los jóvenes en el mercado laboral, apertura de las profesiones cerradas y creación de un sector financiero "robusto y dinámico".
Dos dirigentes se han hecho notar por su ausencia: Angela Merkel y Nicolas Sarkozy: "Surge la Europa que pide estímulo", indica El Mundo, para el que esta misiva es la "respuesta más coordinada que se ha dado en la UE a la política de control del déficit propugnada por Angela Merkel":
La misiva llega en un momento clave, con la economía de la UE casi en recesión y con el desempleo al alza. Una iniciativa que hay que tener en cuenta, siempre que desde la UE se tenga constancia de que los gobiernos están haciendo los deberes para controlar el déficit y reducir la deuda. Y Merkel deberá tomar nota de esta coordinada rebelión.