Por primera vez en la historia, los primeros ministros de Polonia y Rusia honrarán conjuntamente la memoria de los polacos y rusos asesinados por los servicios secretos soviéticos en Katyń. Vladimir Putin extendió una invitación a su homólogo polaco, Donald Tusk, para que asistiera a la conmemoración conjunta del 70 aniversario de la masacre de Katyń. “Se trata de un gesto simbólico que allana el camino para mejorar las relaciones bilaterales”, declaró Tusk al diario de Varsovia Gazeta Wyborcza. Hasta comienzos de la década de los noventa, Rusia se negaba a admitir su responsabilidad en el asesinato de los aproximadamente 20.000 oficiales polacos capturados por el Ejército Rojo en 1939. El presidente ruso Boris Yeltsin facilitó a los polacos documentos clasificados, incluida la orden de ejecución firmada por Stalin. Durante años, los familiares de las víctimas lucharon en vano en los tribunales rusos, solicitando el reconocimiento de los asesinados en Katyń y también presentaron quejas sobre el sistema judicial ruso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
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