La crisis ha llegado a la mesa de los trabajadores alemanes. Según la asociación de hosteleros y restauradores —la fuente citada en el Süddeutsche Zeitung—, los restaurantes de empresas son los que más sufren el hecho de que los trabajadores se aprieten el cinturón. Considerados desde siempre como los más favorecidos del sector, su volumen de negocio ha caído un 6,2% en el 2009 con respecto al 2008, situándose así en los 5.200 millones de euros. El motivo reside, por un lado, en la decisión adoptada por numerosas empresas de no dar ayudas para las comidas con vistas a reducir costes y, por otro, en los nuevos hábitos de los empleados a causa de la recesión. Para empezar, las secciones "bio" y de "cocina internacional” de las cantinas —las más caras— ya no hacen caja. Con su consabida reputación de ser los que menos gastan en comida en Europa, “hoy en día, los alemanes destierran la comida caliente en favor de una costumbre que se remonta a épocas menos boyantes: el tentempié preparado en casa”, apunta el diario de Munich.
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